La verdad en el horizonte

“EL CUERPO Y LA  SAL”, es una creación de Mónica Vergara e Italo Panfichi, artistas peruanos que han realizado diversas presentaciones tanto en el Perú como en el extranjero y que actualmente radican en Madrid, España.

Basada en una fábula del espiritualista oriental Ramakrishna (1836-1886), “EL CUERPO Y LA SAL” se presentó el pasado sábado 18 de marzo a las 6:30 p.m. en el tercer nivel del LUM (Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social) desde donde se divisa el horizonte que se interna en el mar. Menciono este detalle porque los espacios juegan un papel importante en cada puesta en escena, sea que ésta se de en un espacio abierto o cerrado, en un espacio público o privado, en un espacio accesible de ingreso libre o en un espacio restringido como los hay en muchos momentos de nuestra historia, de nuestra vida y de nuestra memoria.

Esta propuesta, que combina performance con danza, nace de esos espacios restringidos a nuestra memoria en un intento por volver a conectarnos con la vida. “EL CUERPO Y LA SAL” es una invitación al movimiento, a levantarse y continuar.

A continuación, Mónica e Italo nos hablan de esta obra…


En la búsqueda de una FE
observamos HUELLAS en el camino
huellas de otros cuerpos y del propio cuerpo
camino al horizonte…


¿Cómo se inicia este trabajo?

ITALO: Este trabajo se inició con una serie de ejercicios planteados por Mónica, que es bailarina, que se preguntaba cómo extender, cómo trazar, cómo hacer visible la proyección en el espacio de un movimiento. Se planteó ese desafío del cuerpo en relación con el espacio, cómo extender el tránsito de un movimiento a otro.

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En medio de esa problemática probamos una serie de materias para hacer visibles esas líneas invisibles de proyección del cuerpo en el espacio. Probamos con tinta china, con arena, con agua, con hojas… hasta que llegamos a la sal y vimos que era bastante noble para esos ejercicios iniciales. Es decir, nuestro encuentro con la sal no es un encuentro simbólico que contiene una interpretación específica sino práctico. Eso nos llevó a estudiar acerca de la sal y nos llevó a diversas culturas con interpretaciones diferentes. Al no apoyarnos nosotros en su condición simbólica, dejamos libre la posibilidad de que este elemento pueda expresarse libremente. De pronto en un momento planteamos quién mueve a quién: si es el cuerpo de la bailarina el que mueve la sal o es la sal la que mueve a la bailarina.

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En medio de esos ejercicios plantee algo que me interesaba a mí en ese momento: Buscar si es posible orar con el cuerpo, si es posible plantear una plegaria a través del cuerpo y no de la palabra.

Y es allí donde Mónica, que tiene una inclinación por la filosofía, me plantea una paradoja:


«La oración es un acto por el cual buscamos percibir el ser abrazados por el todo. Esto es, nuestra fe en la existencia unida a nuestra fe en la existencia abrazada por el todo. Nuestra fe en la existencia nos conduce a abrir los ojos y andar. Nuestra fe de ser abrazados por el todo nos conduce a la búsqueda de esa percepción.»


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El siguiente paso fue: ¿Qué pasa si dedicamos tiempo a hacer un conjunto de movimientos encaminados en la búsqueda o afinamiento de esa percepción? ¿Quién o qué tiene que realizar los movimientos? ¿Qué características tiene que tener este conjunto de movimientos? ¿Cuánto tiempo debemos dedicar en esta búsqueda de afinamiento y percepción? ¿Puede hacerlo un cuerpo escénico expuesto con un poco de sal en un espacio escénico? ¿Un cuerpo escénico con todos sus defectos, aciertos, carencias y virtudes? ¿La sal con todas sus propiedades y su simbolismo arraigado? ¿El público con su expectativa de encuentro y la singularidad de sus cuerpos, defectos, aciertos, carencias y virtudes? ¿El lugar físico escénico, un lugar físico temporal que delimita y limita?

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Es ahí, en ese momento, que se nos da la oportunidad de participar en un evento del barrio en el cual vivíamos que se llama «Artistas del barrio«. Este barrio de Madrid plantea un interesante proceso de gestión cultural: En este barrio viven artistas, pero no se conocen entre sí. Y hay espacios, hay galerías, hay teatros que tampoco establecen una relación. Entonces se da un fin de semana para que los artistas abran sus puertas a los vecinos del barrio, se abren los teatros, las galerías y se produce una especie de fiesta en el barrio. Entonces ese espacio de visibilidad de la gente artista que vive en el barrio se da y nosotros fuimos invitados por una galería a ser partícipes de ese encuentro y esto es importante porque los espacios también tienen que ver mucho con la transformación y la evolución del trabajo. Era una galería muy pequeña, muy sencilla, que nos invita a hacer una investigación libre en su espacio y nos da la posibilidad de trabajar allí libremente. Entonces teníamos una confrontación con el público que es siempre el gran desafío.

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En medio de esta búsqueda de la oración en el cuerpo… se produce un hecho personal, una pérdida, que golpea al trabajo y lo remite a pensar sobre la ausencia. El trabajo es atravesado por esa pérdida personal donde es inevitable que se bañe con emociones relacionadas con la ausencia, la pérdida y la presencia.

Luego de las dos presentaciones públicas recibimos diversos retornos, desde universos donde ven transformaciones de temperaturas, mapas estelares en un suelo de madera liso donde la sal podía tener una proyección y una facilidad de movimiento -era un espacio pequeño donde había cercanía con el público-, hasta que nos choca unas preguntas que nos hizo llegar un espectador a partir de lo que él ve: ¿Cómo se puede revelar la sombra sin mirar atrás? ¿Cómo se puede convocar el vacío y llenar la existencia? ¿Cómo se puede ser tan pequeño y al mismo tiempo ponerte frente al todo? ¿Cómo se puede bailar sobre las olas y mover montañas con un soplido? Con estas preguntas cerramos la primera etapa.

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Para la segunda etapa pasamos a un teatro formal y de una galería a un teatro cambia todo porque son: la caja negra, la utilización de luces, hacemos algunas experimentaciones sonoras… y esto nos lleva a otro tipo de reflexión que tiene que ver con el lenguaje.

MONICA: Las preguntas que nos dejó la presentación nos dejó pensando en la capacidad que tiene ese cuerpo y la materia juntos de comunicar… Y también hasta dónde podemos llegar a responder preguntas como las que nos planteaban. Pensaba que el cuerpo en sí mismo está encarnando muchas carencias y además también tiene carencias, entonces, ¿cómo podía lograrlo considerando que la materia en sí era una materia primaria? Por ejemplo, si yo tiro la sal, la sal sigue siendo la sal, en cambio si tiro una silla se rompe, ya no es la silla. Entonces si la sal sigue siendo la sal, se mantiene en sí misma la esencia, lo esencial de repente lo perdemos como seres humanos en la vida cotidiana. Quizás tocar la sal y tomarla como es, elemento, nos va a llevar a algo más, a un lenguaje al cual no podemos acceder en la vida cotidiana utilizando la razón y no tanto el instinto. Nos quedamos pensando en esa materia como elemento primario que al contemplarlo, al ESTAR, de repente puede hacer que emerja UN LENGUAJE QUE ESTÁ FUERA DEL LENGUAJE.

ITALO: Y la tercera fase es la que viene en Lima. Esta etapa es muy fuerte en el sentido que es Lima, es el LUM, es un espacio céntrico, es la situación actual, el día a día, es nuestra experiencia de trasladarnos de un lugar a otro, en fin… es nuestro país, nuestra gente, nuestra familia, todo eso también de alguna forma afecta al trabajo.

Además de lo que significa para ustedes volver a Lima, accionar en Lima, accionar en el LUM

ITALO: Y el LUM es un espacio especial también, es cemento, en principio duro para un bailarín, es ascendente, ves el horizonte, el infinito, el océano… son demasiados elementos que es imposible no tomarlos en cuenta. Y es de ahí donde nace el texto que escribe Mónica para esta presentación:


«Presentamos un cuerpo en el intento por llegar a una verdad que está en el horizonte.

Un cuerpo movilizado por su afán de búsqueda de algo que se le escapa permanentemente.

Nace de un sentimiento que emerge de la ausencia.

La ausencia de gestos, actos, pensamientos, reflexiones, impulsos, encuentros… la ausencia de cuerpos.

La ausencia como huella de un trazo que se invierte y se despliega.

Una huella con un elemento cuya potencia se diluye en el océano infinito.

La Sal.

Un océano infinito. Un horizonte.»


Y luego pasa la experiencia que hemos compartido con ustedes, que es, de por sí también, algo que tampoco está en nosotros… o sea no es predecible… y que deja abierta todavía las posibilidades de preguntas y de dudas y de respuestas que posiblemente evolucionen el trabajo.

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En principio este trabajo pretendía ser una performance, un preludio de un trabajo mayor, sin embargo cobra su propia autonomía en los lugares y en las situaciones en que se presenta.

¿Por qué decidieron hacerlo en el LUM?

ITALO: Digamos que la situación de estar aquí y no en otro lado no siempre es algo que decidamos… Para nosotros era importante venir a Lima, lo consultamos con amigos, no conocíamos el LUM, nos mandaron unas fotos, pero cuando estuvimos en el espacio fue para nosotros un gran descubrimiento. Posiblemente hemos llegado sin conciencia de lo que el espacio  como arquitectura y como representación simbólica en tanto museo ES. En ese sentido, somos inocentes. No ha sido una decisión consciente.

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MONICA: Justo estaba pensando en graficar la búsqueda de una verdad en un horizonte. Encontrar un horizonte. Y pensar en los granos de sal, en todo lo que podría pasar. Si hecho un grano de sal en el océano, de ahí volver a buscar ese grano de sal en la inmensidad del océano… Si bien es cierto puede secar esta parte del océano, hay miles de granos de sal y se hace imposible que uno llegue a tocar este grano en particular. Y creo que esa metáfora está como algo que yo quiero tocar y no sé cómo tocarlo y trato de tocarlo con mi cuerpo y de tocarlo con todo lo que hay incluyendo el espacio, incluyendo a cada persona… Así como ese grano está en el océano, todo está relacionado y se diluye en ese todo. Si hablamos de intención, es una filosofía en la cual yo quiero hacerme preguntas desde el propio cuerpo, desde el propio momento… y desde el propio momento filosofar con ustedes. No nos quedamos en una filosofía de la razón sino que todo el cuerpo está con la materia generando preguntas, entrando en posibilidades, de alguna manera… entrando en el mar. Entonces trato de poner en palabras algo que en realidad no sé si llego, se sienta a mar.

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Para ascender al cielo hay que diluirse en el océano
como grano de sal en el agua…


Hay una búsqueda de fe que se relaciona con esta plegaria a través del cuerpo que menciona Italo. ¿Cómo nace esta experiencia y qué ha significado para ti en particular?

MONICA: Fue una experiencia que nace en realidad desde un sentir, una necesidad de repente de encontrar una explicación a algo que no se puede explicar cómo es un suceso de una desaparición o una ausencia… desde allí, intuitivamente… no sé si intuitivamente sea la palabra, pero… en un espacio dado para la creación, un espacio donde encontramos un elemento, cómo aparece una huella y a partir de esa huella aparece un espacio de reflexión en relación a algo emotivo que estaba viviendo en ese momento y quizás también al mismo tiempo a algo que va más allá de mí misma como persona, de todo ese espacio incierto que uno no conoce como ser humano,  desde la propia condición que tenemos, ¿no? Y cómo allí aparece afecto, una huella que emotivamente me toca… Y a partir de allí encuentro de alguna manera ese abrazo, ese abrazo que inicialmente habíamos hablado con Italo. Él me decía: «Me gustaría hacer algo en relación a la oración con el cuerpo en el espacio». Y yo pensaba a veces desde mi pragmatismo cómo puedo orar sin que la palabra «orar» sea banalizada… Y allí es donde armo un trabalenguas que tiene que ver con la fe y la existencia y… lo que te permite realmente dar un paso hacia adelante, lo que te permite abrir los ojos, lo que te permite seguir adelante y vivir, que es como una fe… de ser abrazados por algo… porque sino no tendrías porqué seguir adelante, ¿no? Entonces en ese espacio, en ese momento, en esa ausencia, en ese espacio en el cual el ser humano se quiebra un poco porque la muerte y la ausencia te afecta profundamente… Cómo en ese espacio encuentras un abrazo en un momento… no racional sino simplemente donde una materia deviene contigo en una huella que aparece… como algo “mágico”. Siempre contemplo la naturaleza y trato de encontrar una salida allí. Quizás una respiración nueva. Había estado en Madrid y había nevado mucho… y vi cómo las gotas de lluvia caían y golpeaban… y después de ese golpe intenso de las gotas de lluvia, ya no era lluvia sino granizo, porque se convirtió en granizo y golpeaba… aparecía todo un blanco brillante y cuando vi la huella me resonó ese blanco brillante entonces como que todo recobró un sentido que estaba de repente en una poética de algo que no necesariamente es entendible en ese espacio racional. Resulta difícil explicarlo, pero ese, para mí, fue el inicio de repente de esa plegaria.

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¿Cuándo empiezan a trabajar esta performance?

MONICA: El año pasado, en marzo. Ese fue el inicio de todo.

¿Cómo así se juntan para trabajarla?

ITALO: Hace tres años vengo a Lima a presentar un trabajo…

MONICA: 2013, finales del 2013…

ITALO: …en el Centro Cultural de España, una pieza que se llamaba «La visita«, que era un solo, y ella era espectadora de esa experiencia. A partir de allí nos conocemos y encontramos puntos en común y empezamos a tener una relación virtual de intercambio, luego ella se traslada a Madrid y ya estando allá podemos hacer un trabajo en mayor profundidad y nace «El cuerpo y la sal» como primera versión.

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Mencionaron que el trabajo está marcado por la ausencia, la pérdida de un ser querido…

ITALO: Bueno, concretamente es su madre que fallece durante…

¡Qué fuerte! No lo sabía. Lo siento…

ITALO: …y a partir de allí, bueno, no es que diera inicio al proyecto sino que afecta al proyecto en su proceso.

MONICA: Ya habíamos empezado, pero justo ese suceso lo atraviesa intensamente.

Me imagino…

ITALO: Ahora igual no podemos decir con la distancia de que fuera un trabajo sobre esa pérdida, yo creo que lo afectó, pero posiblemente lo enriqueció más que lo determinó.

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MONICA: Claro. De allí, más que nada lo que se ha ido investigando con la sal que… si bien es cierto que inicialmente fue una huella que era como una especie de humanoide, después encontramos su textura, su sonoridad, toda la versatilidad que puede tener la sal y el cuerpo en su relación… y cómo la sal llegaba a expresar más de lo que yo podía expresar… y eso nos llevó a pensar en algo que se estaba dando, como un ciclo… porque se van creando formas, porque solita misma la sal se queda en el espacio creando huellas… y hay un movimiento que interviene en esa huella… finalmente es como que la sal tiene la última palabra y es lo que queda allí… y no solamente cuando queda físicamente ahí cristalizada sino cuando la puedes traer y va quedando como un rastro también. Entonces todo eso es un proceso que va cobrando sentido también en lo que es sostener un momento o de repente llegar a otro y destruirlo y construirlo y que se construya en el acto mismo de destrucción… Y en realidad eso deviene en la experiencia.

Lo cíclico… creación y destrucción… es una temática que brota del fondo de este proceso…

AMBOS: Sí.

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La ausencia, la presencia… la huella que deja el cuerpo y la sal en el LUM, con toda la carga histórica que tiene del conflicto armado interno, de los cuerpos no recuperados… Es curioso como a veces cuando uno está creando brotan cosas que te das cuenta después, porque ustedes no conocían el LUM, sin embargo en la acción tú ves un homenaje a los cuerpos caídos: de las fuerzas armadas, de la sociedad civil, de los terroristas, TODOS finalmente PERUANOS, en esta acción que va subiendo hasta este encuentro de disolución con el mar…

ITALO: Y va subiendo… literalmente.

MONICA: Sí, eso es interesante.

Y es curioso también porque el LUM tiene un diseño basado en las tres estructuras del mundo andino: El recorrido empieza abajo, en el Uku Pacha, lugar de nuestros ancestros fallecidos, de nuestras raíces y a su vez de lo más oscuro y escondido de nuestra historia… y vas subiendo en este develamiento doloroso por el Kay Pacha, lugar donde ocurren las acciones de la vida, hasta el Hanan Pacha que es la trascendencia, donde está el horizonte y ves el cielo… Entonces el viaje que vi en «El cuerpo y la sal» parte del Kay Pacha (porque justo la acción se inicia en ese espacio donde acaba el segundo nivel) y asciende hacia el Hanan Pacha: la trascendencia. Claro, es una interpretación mía, otro lo puede sentir de otra manera.

MONICA: Claro.

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Ahora, cuando ustedes llegan a este espacio por vez primera, ¿qué sienten al ver el mar? ¿Cómo les impacta el espacio en ese momento?

ITALO: Primero es una batalla conceptual, porque tuvimos una entrevista con los gestores del LUM y nosotros veníamos con un planteamiento sobre la ausencia no necesariamente explícito y con el tema del próximo proyecto que es «La danza de la destrucción»… Y claro, encontramos ahí como que ciertas ideas que son bastante sensibles y fijas dentro del LUM, el tema incluso de la sal y su connotación para ellos como de muerte porque era la forma como en la segunda guerra mundial se congelaba a los muertos, entonces cómo entrar a discutir allí. Para nosotros nos resultó muy interesante porque justo vamos luego a un proyecto que tiene que ver con la reflexión sobre la destrucción, es decir, qué es lo que está detrás de la destrucción… y lo que queríamos nosotros, por lo menos ofrecer, era ir más allá de los estigmas, de las ideas únicas, poder ofrecer una posibilidad de vivenciar el tema de la presencia-ausencia de otra manera. Entonces eso fue un tema de discusión: el cómo comunicar… este evento. Para nosotros fue incluso un repensar un poquito nuestro proyecto y tener conciencia de dónde lo estábamos haciendo. Tanto que, en un momento, cuando hicimos un reconocimiento del espacio —porque no teníamos un ensayo, no tenía sentido, pero sí un reconocimiento—, en un momento Mónica empezó a probarlo en un lugar donde había una placa… o lo que entendemos que es una placa sobre una persona fallecida, desaparecida… Entonces dijimos: «No podemos hacerlo en cualquier lugar. No podemos hacerlo aquí porque hay allí una placa y eso le da otra significancia. Incluso por respeto a esa ausencia, a esa persona.» Fue un desafío interesante de diálogo, de confrontación de ideas, de conceptos, con respecto a eso. Ahora, el gran alivio que nosotros sentimos fue con el horizonte que fue una cosa que nos marcó mucho como presencia dentro del LUM

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MONICA: Sí, ese espacio abierto que es como una especie de mirador…

ITALO: Y esa fuga que tiene hacia el infinito… Porque tuvimos posibilidades de hacerlo dentro, tanto en la segunda planta como en la primera, pero nos encontramos en esa tercera planta donde nos encontramos todos, incluyendo el público porque —y es una reflexión que tuvimos después— porque el público fue muy variado. Había niños, gente mayor, gente vinculada al arte, pero también gente no necesariamente vinculada, sin embargo había una tensión común que se mantuvo durante la hora de la presentación… Y creo, independientemente de la calidad performativa de Mónica, que tanto la brisa, el cielo abierto, el infinito como visión al lado, fueron determinantes para hacer que el trabajo fuera acogido. En otro lugar sería otra cosa, definitivamente.

MONICA: Claro. Para mí, en realidad, fue un regalo encontrar ese espacio. Creo que no solamente al público que va allí los pone en una disposición diferente. Antes de que se presente ya está viendo el atardecer, porque si bien hemos empezado seis y media, ya el atardecer estaba antes.

Y un atardecer hermoso además porque tú sabes cómo son los atardeceres de verano soleado en Lima…

MONICA: Sí, estaba hermoso…

ITALO: La gente empieza con eso, con esa experiencia…

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MONICA: Sí, ya es otro sentir, otra mirada… Para mí el espacio en ese momento, por más que el suelo era duro —era diferente a un espacio que ya había trabajado que era piso de madera—, yo decidí arriesgar, sentí que igual podía lograrlo sin hacerme daño en ese piso porque el espacio era un regalo… Y cómo fuimos entrando en ese espacio también, cómo fuimos sintiéndolo desde que lo caminamos la primera vez, aparece por ejemplo esa subida, pensé que por allí era el camino, no sabía ese conocimiento que tú tienes, para mí era simplemente lo que naturalmente debería pasar y llegar allí arriba y hacer un momento un poco más intenso en el espacio. La presencia que tú dices me parece interesantísimo… Es algo que valoro mucho en la acción artística que hago… es como estar, ESTAR completamente allí… Descubrí en ese momento algo más de lo que yo había pensado, como por ejemplo, ese momento en que toda la gente como que va siguiendo un camino y cómo llega un momento en el cual sentí a todos en el espacio y me di cuenta que nadie sabía para dónde seguirme… comenzaron a cruzarse, no sabían para dónde iba… y me gustó entrar en esa confusión porque finalmente yo estaba en un proceso de búsqueda y sentí que allí… se generó una búsqueda conjunta… y eso ¡nunca había pasado! Eso pasó en ese momento y… lo seguí… Todos lo seguimos y era una confusión y ya simplemente todos estábamos buscando dónde iba a pasar algo más o si iba a pasar. Y como yo también no había tenido, digamos, el ensayo, sino que estaba abierta a ver qué pasaba por más que había más o menos un recorrido… Me gustó quedarme en esa confusión. Sentí un encuentro diferente con toda la gente. Y de hecho no solamente voy a hablar de mi presencia sino de la presencia de todos que llevaba mi presencia. La atención de todos hacía que yo ESTÉ más que nunca creo. Era como que había una presencia por los dos lados… y a la vez creo que, de alguna manera, quizás también podían sentir la ausencia que se desplegaba en ese momento cuando dejaba una huella y me quedaba mirando y que todos podían mirar en ese espacio que quizás no dibujaba tanto como un piso de madera, pero dibujaba igual siempre algo. Y yo trataba de encontrar la perspectiva en el dibujo. A veces caminaba un poco al costado y sentía un acompañamiento también. Eso también era interesante en esa experiencia… el acompañamiento de todos en una búsqueda, quizás en una presencia conjunta que nos convocaba a todos en ese momento… Creo que el aire, el cielo abierto en ese momento, quizás también el diseño del espacio, era algo que aportaba muchísimo a esa experiencia.

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Y finalmente viene la disolución en el agua…

MONICA: Sí, sentía que debía involucrar el agua y toda esa experiencia del infinito dentro del mar, más aún cuando —esto es algo personal— es llevar unas cenizas al mar y ver que están allí. Entonces había reflexionado de muchas maneras ese espacio infinito en que puede estar una ausencia que no es una ausencia, que siempre está, ¿no? Es ese infinito en el que la ausencia se diluye y que siempre existe. Y había pensado también en las posibilidades, pues algo que conversamos con Italo en un espacio anterior, antes de pensar la ausencia, fue cómo se puede hacer explícito las posibilidades que existen en la vivencia. Ves un horizonte y está allí. Si estás tranquilo pueden abrirse posibilidades, es INFINITO en sus posibilidades… y te puede llevar a muchas reflexiones acerca de lo posible, que fue otro proyecto anterior que habíamos pensado. Entonces son muchas cosas que confluyen si te das cuenta y que en ese espacio, de alguna manera, cobran un sentido.

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ITALO: Bueno el tema de disolución es interesante porque es la fuga del trabajo. Hay un par de referentes, uno de ellos es un cuento sobre una muñeca de sal que en su afán por conocer la profundidad del océano se sumerge en ella y entiende, al disolverse, realmente su capacidad… que es ella en sí misma también. Eso fue para nosotros una anécdota importante. Por otro lado, en términos del espectáculo en sí, era la posibilidad del abrazo, del abrazo en la disolución con todos. Entonces allí es donde se cumple posiblemente el tema inicial de la oración que es esa necesidad de ser abrazados por el todo.


Érase una vez una muñeca de sal que recorrió varios kilómetros para conocer el mar. Cuando llegó a la orilla, contempló el vasto océano que se extendía ante ella. Fascinada, decidió internarse para medir sus profundidades. Pero en cuanto metió un pie en el agua, todas las partículas de sal que la componían se disolvieron en el mar. Hasta entonces había conservado su propia individualidad. En su afán por comprender, la muñeca de sal se sumerge en el océano, pero a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. En el instante en que desaparecía por completo, asombrada, la muñeca exclamó: «¡Ahora sé quién soy!».

Ramakrishna (1836-1886)


MONICA: Sí. Normalmente a veces uno piensa en la destrucción como algo negativo, ¿no? Pero para los dos era importante que quede otra cosa, que quede algo que abra, que no cierre, que no se quede como ambiguo sino que genere una apertura. Es una utopía, pero creo que el mar lo contiene en sí mismo. Claro, no podíamos llevar a todos en ese momento a ver el mar que estaba allí nomás, pero si todos nos quedamos contemplando un rato el agua, solamente en su recorrido, puede abrir algo, puede generar una disolución, pero que no se anula, una disolución que abre, porque había, digamos, intensidades, como ese momento en que el agua va bajando las gradas, se queda allí, sigue recorriendo, puedes contemplarlo, puedes ver que algo sigue y sigue y sigue y puede seguir hasta la última gota… y en ese momento quizás como una utopía de contemplación conjunta, nos puede abrir.

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Y vendrá agua del cielo a limpiar nuestros pasos
a integrar las viejas huellas a la tierra
(para nutrirla)
sobre la que andarán nuevas búsquedas
(de aquello que nos alimenta)
camino al horizonte
(el ciclo se cierra y vuelve a empezar)
en el lugar del legado.


Texto: Christian Villegas.

Fotos: Italo Panfichi y Christian Villegas.

Perfor-ando el erotismo machista

“Sin lugar a censura” es la tercera edición de la muestra colectiva de arte erótico multidisciplinar “DE EROS A PORNO”, exposición que une las artes plásticas, las artes visuales, la literatura y las artes escénicas, sin restricciones de género, placeres ni colores, sin tabúes ni censuras y con la afirmación colectiva de vivir con absoluta libertad la complejidad de la sexualidad de nuestra naturaleza humana.

Bajo la curaduría de Pavel Robles, esta exposición, cuya primera edición se dio en abril del año pasado, abre un espacio que sirve para la afirmación de fantasías, valores, conductas, prácticas y roles, que forman nuestras identidades personales y colectivas.

La muestra va de martes a domingo de 10 am a 8 pm hasta el 7 de mayo en Espacio La Sala (Calle Mendiburu N°254 dpto 101 Miraflores).

Acompañando la muestra, cada viernes a las 9 pm hay “Viernes de Perfo-ración”, encuentros donde se unen la performance, la literatura, la música y las artes visuales, que abordan una diversidad de temas vigentes en nuestra actualidad.

Este jueves 4 además habrá un conversatorio sobre sexualidad donde intervendrán: Christian Martinez (Sexólogo), Eleonora Patiño (Artista Plástica), Pavel Robles (Curador) y Mynerva Ortiz (Artista Multidisciplinar).

A continuación, una entrevista con André Pereyra Reiss y Andrea Beteta, responsables de este espacio.

¿De dónde viene la iniciativa de crear “De Eros a Porno”? ¿Qué los motivó?

André.- Bueno, creo que había muchas carencias en relación al erotismo, a poder hablar de sexo, a tener una comunicación sana, normal, sobre sexualidad. Y cuando digo normal, no es que me refiera a «esto es normal en el sexo y esto no es normal en el sexo» sino a normalizar una comunicación referente a ello, derrumbar un poco los parámetros de «normalidad – no normalidad» que encasillan seres satisfechos con su sexualidad y los convierten en seres perversos. Ahí vienen las censuras, los estigmas… Ese fue el primer detonante.

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André.- El segundo detonante fue que los artistas plásticos no tenían dónde exponer su producción erótica… y pornográfica menos. En la convocatoria abierta siempre había comentarios que decían: “¿Y en serio puedo mostrar esto?” ¿Por qué? Porque muchas veces han expuesto series y de repente había una o dos con desnudo masculino o con un desnudo explícito que eran bajadas, censuradas. Estamos hablando tanto las galerías comerciales que se arriesgan muy poco por no perder a sus clientes católicos y conservadores, como de las institucionales.

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Y en cuanto a los “Viernes de Perfo-ración”, ¿sienten también que ha habido censura hacia las performances que abordan estas temáticas?

Andrea.- En las performances no siento que ha habido censura, siento que ha habido como apertura de los artistas a explorar diferentes lenguajes, diferentes opciones para expresar sus ideas o ir desarrollando la idea con la que comenzó su propuesta original.

André.- En las escénicas creo que hay una buena cantidad de espacios independientes. Las escénicas se buscan la forma de… poder hacerse. No dependen tampoco de los auditorios y los teatros, porque si dependieran de ello habría escaseces de temas a tocar.

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¿Qué tal la respuesta de los públicos?

André.- Hemos tenido reacciones muy variadas…

Andrea.- Sí, de todo, y eso hace también que el feedback entre nosotros sea muy grande, porque no solamente está el que asiente con la cabeza o el que dice no. Hay personas que quizás vayan con una apertura media y se confronte con cosas que no quieren ver o que no se habían preguntado antes, que no se habían posicionado antes, diferentes visiones tanto de lo artístico plástico como de lo escénico. Pero también siento que el público de acá ya tiene una apertura a esta temática como no sucede en el Colegio de Psicólogos siendo aún el Colegio de Psicólogos.

André.- Hay quienes esperan ver un show de nudistas… y ese sería un salón de erotismo, pero no de arte erótico

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Se relaciona mucho erotismo con arte erótico…

André.- Hay una diferencia: El artista a veces quiere decir, a veces también quiere quejarse, a veces quiere expresar diferentes puntos de vista en torno a la sexualidad… y a veces eso no complace a todo el público. “De Eros a Porno” es una celebración de la sexualidad, pero no podemos celebrar sin señalar los puntos que son dramáticos también en nuestra sociedad. Hemos tenido confrontaciones a veces con el público donde definitivamente hemos llegado a desacuerdos. El año pasado llevamos la muestra al Colegio de Psicólogos para lanzar su Comisión de Sexualidad, Pareja y Familia. Fue una grata situación. Tuvimos exposición de artes plásticas, artes visuales…

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Andrea.- Poesía…

André.- …conversatorio y «Viernes de Perfo-ración» una única fecha y tuvimos un público que pasó las cien personas… y la última performance fue una performance de las PachaQueer, un colectivo de acción política transgénero, transgresor, de estética queer… y a uno de los vocales no le gustó nada, pegó el grito en el cielo, las confrontó verbalmente y tuve que hablar con él. Ahí nos dimos cuenta que… sí pues, la gente espera que haya mujeres sobándose, tocándose… totalmente erotizadas… y la siguen viendo como objeto, ¿no?

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Esa visión tradicional machista en torno al erotismo, de la mujer erotizada…

Andrea.- Donde el hombre también es el dominante…

…está muy marcada. Un estereotipo que es reforzado además por los medios de comunicación…

Andrea.- Sí.

André.- Entonces no vamos a ser tan compasivos y sólo mostrar el lado bonito sino mostrar el lado crudo y duro que hay en nuestro entorno y en nuestra vida sexual.

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Con esto se abre un espacio para tocar temas como el feminicidio y las violaciones correctivas que sufre la gente de la comunidad LGTBI, cosas bien crudas, pero que se deben visibilizar porque muchas denuncias no son tomadas en cuenta por la justicia peruana ni por la sociedad machista que tiende a justificar estos crímenes, que son además crímenes contra los derechos humanos…

André.- En “De eros a porno”, nos acompañó también Christian Martínez, sexólogo y presentador de “Era Tabú”. Lamentablemente ya no existe “Era Tabú”…

“Era Tabú” era un programa que daban en radio RPP, lo condujo por más de veinte años Fernando Maestre hasta que fue cuestionado por considerar la homosexualidad como una patología y es a partir del 2016 que se hace cargo Christian Martínez, con una visión más abierta, antes de que sacaran el programa del aire el 10 de marzo pasado…

André.- Sí. Pero deberían seguir habiendo programas así, que hablen libremente de sexo y la gente llame y pueda preguntar, ¿no?

Sí, porque hay ausencia de educación sexual en nuestro país.

Andrea.- Sí.

André.- Fuerte.

Andrea.- Y bien fuerte.

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André.- Entonces imagínate, uno quiere enseñar sexualidad y sale una marcha multitudinaria a decirte «con mis hijos no te metas» y en su casa nadie habla y de repente vienen las enfermedades, el VIH, los embarazos no deseados, la represión…

Andrea.- Los abortos clandestinos…

André.- Etcétera…

¿Alguna anécdota en especial que recuerden?

Andrea.- La performance del Anfitrión de Pie con Martín, de la estudiante de psicología que estaba sentada en la primera fila.

André.- Hemos tenido muchos estudiantes de psicología desde la primera perfo-ración. Y en esta ocasión el Anfitrión estaba presentando una acción sobre la mecánica de las citas y todo el trasfondo que hay en una cita con cena y qué es lo que se espera de una cita con cena… En la primera versión era más tranquila…

Andrea.- Sí, era menos violenta.

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André.- En la primera versión no lo agarraban a nabazos a Martín (risas). Le pegaba con unos palitos y lo azotaba y lo azotaba. Pero esa vez fue bien salvaje.

Andrea.- Sí, fue bien drástico, fue… un súper nabo (risas). Parecía un anime donde alguien sacaba una cosa enorme… Era bien irreal.

André.- En la acción había una colaboración de Ángela Ruesta con un registro vocal muy alto y una licuadora. Cuando Martín estaba por eyacular, se activaba la licuadora y ella mantenía una nota. Teníamos una chica del público que estaba sudando desde que comenzó la acción, desde que vio a Martín masturbándose…

Andrea.- No, desde que entró calato por la puerta…

Y no se estaba masturbando además, estaba haciendo como que se masturbaba de espaldas al público.

Andrea.- Claro, pero no se notaba porque su mano estaba ahí y… era como que prácticamente se estaba masturbando.

La gente vuela con las imágenes…

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André.- Y ella volteaba y miraba a las demás personas del público buscando la reacción y todo el mundo estaba… concentrado. Y volteaba y volteaba hasta que me ubicó atrás, al fondo, y en un momento se paró, fue hacia mí y me dijo: “¿Qué está pasando?“

Andrea.- (risas)

André.- Es otra performance –le digo. Y me dice: “¿Pero se está masturbando de verdad?” Bueno, pero deberías de terminar de verla –le digo. “Pero dime, ¿se está masturbando de verdad?”

Andrea.- «¡¿Por qué está haciendo eso?!»

André.- Y se salió creo…

Andrea.- La siguió viendo pero…

André.- Entró al baño, prendió la luz, abrió el caño, cerró el caño, apagó la luz, salió… Nunca se mojó, nada… Entonces le dije: “Mira… mírala y cuando termine de repente puedes conversar con los performers y ellos te pueden explicar su punto de vista y yo te puedo dar el mío también”. Y me dijo: “Ya, ya.” Se volvió a sentar y como la acción era mecánica y repetitiva, la volvieron a hacer varias veces. Cuando terminan la cena, se van al cuarto los dos… y ella se ha parado y ha ido detrás de ellos y ellos cerraron la puerta con ella adentro. Cuando he ido a ver si estaba bien, la encuentro conversando y Martín…

Andrea.- Calato, echado…

André.- …le explicaba todo relax y la chica regresó creo a todas las perfo-raciones.

Andrea.- Le abrió el panorama, claro.

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¿Consideran un riesgo cruzar la línea y caer en lo cliché o lo vulgar que te banaliza todo?

André.- Creo que la sexualidad es diversa, súper amplia y mientras más podamos abarcar es mejor, ¿no? Ya esté la chica que quiera bailar como Susy Díaz o la performance bien pensada y concientizada, cuestionadora. Creo que cada representación tiene un espacio. Desde lo folklórico, desde lo popular, desde la literatura, la narrativa, la poesía, la performance, la danza, cada representación tiene su espacio, la cosa es buscarle el momento adecuado… sino no podríamos representar al exhibicionista, al sadomasoquista…

Andrea.- La sexualidad es tan inexplorada también que creo que no hay una línea entre esto y lo otro… Es tan variable la situación y el punto de vista en que tú te pongas como espectador o como artista…

André.- En la primera edición, cuando nos entrevistaban, nos preguntaban cuál es el límite del erotismo y cuándo empieza la pornografía… y la respuesta la tiene cada uno, porque es tan subjetivo que… cada uno sabe sus límites.

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En anteriores ediciones han habido talleres y conferencias. Ahora se viene un conversatorio. Ustedes, como artistas, también dieron un conversatorio en la tercera edición del Festival de la Palabra en el CCPUCP…

Andrea.- Sí, al principio estábamos súper nerviosos. Había público de diferentes edades y para mí fue como retroceder para explicar algo que en este entorno, donde ya tenemos performances desarrolladas con diferentes temáticas, es mucho más abierto… estar allá, con las preguntas que hacía ese público, me hacía volver a retroceder a la idea donde el hombre es el que tiene el poder… y donde la mujer está reprimida… Muchas performances fueron como la mujer empoderada, cosa que era muy… ajeno a la visión que tenían muchas mujeres de diferentes edades en el Festival de la Palabra. Hablaban incluso del rol de la mujer en provincias y era como tener que alejarme un montón de esto que hemos desarrollado, para poder hablar de ese tema que se supone ya estaba un poco más resuelto… y en la gran mayoría del público no lo estaba.

Lo cual es una prueba de que aún hay mucho por hacer todavía en este país con ese tema.

Andrea.- Sí.

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Finalmente, algo que quieran añadir, ustedes como artistas, como aporte de este evento…

André.- Yo en realidad, como ya no produzco, vendo mi producción antigua… ya no lo veo tanto desde el punto de artista. Lo veo del lado… humano. El año pasado me abrió un gran puente de comunicación con mi hija y siempre lo digo y lo repito porque a veces  piensan que estos temas –sexuales, pornográficos, eróticos– escapan de la familia, escapan de nuestros hijos, de nuestros padres… y por el contrario, yo creo que sería muy sano venir a ver una exposición así… que vengan acompañados de sus hijos y puedan conversar de algo, sentarse, salir al parque y después… tener una conversación sincera, amical, sin tanto tabú y esa típica de que te llamen y te digan: «Oye, quiero hablar contigo hijo.» Porque lo más común es que se hable de sexo cuando… ya es muy tarde pues. Cuando ya pasó todo y ni preguntaste. Yo, en mi experiencia personal, comencé mi estimulación sexual temprano: a los ocho años… Tengo amigos y amigas que han comenzado mucho antes, MUCHO ANTES… mientras que otros han empezado mucho después.

Creo que la mujer demora más por la represión del machismo. ¿Tú qué opinas Andrea?

Andrea.- No, más bien creo que el descubrimiento sexual se da en todas las etapas del niño. Cuando se es bebé, el descubrimiento oral, con sus manos, con su boca, el mismo olfato… todos esos son estímulos que a veces son encontrados dentro de ramas de estudios de la sexualidad. Una vez escuché a la amiga de una amiga de mi mamá que su hija de cuatro años se había estado masturbando o algo así y estaba chokeadísima porque era chiquitita y no sé qué… no lo ven, no lo piensan como nosotros lo pensamos, que se da a diferente edades y que es normal y natural REALMENTE del cuerpo humano. Siento que eso siempre lo he tenido claro, pero también siento que hay muchas convenciones que se hacen a partir de cómo vas creciendo y en lo que te vas convirtiendo, ¿no?

André.- Claro, estos desadaptados de “Con mis hijos no te metas” piensan que un niño no tendría porqué sentirse gay siendo niño o que la homosexualidad aflora si le han tocado… y nada que ver. Todas las predilecciones y opciones sexuales, caminos y destinos se van formando desde que somos niños. Entonces creo que lo mejor es… hablarlo, abrir brechas de comunicación, incorporar todo tipo de público, pero que no escapen a esto.


Texto: Christian Villegas.

Fotos: Espacio La Sala, Christian Villegas.

Manta y Vilca: Un llamado de justicia a nuestra memoria

Es 1984 en Huancavelica. Dos hermanas tratan de vencer las adversidades de la época terrorista, con juegos y complicidades propias de la niñez. Pero esa etapa de la vida que debiera ser inocente y feliz se rompe abruptamente cuando las Fuerzas Armadas instalan una base militar en su pueblo y ambas deben afrontar el desamparo y la invasión de sus casas, de sus cuerpos, que muchos deseamos olvidar. ¿Dónde quedan la niñez, los sueños, la vida en un contexto de terror y olvido?

«MANTA Y VILCA – Memoria Escénica» busca contar los hechos de violencia sexual ocurridos durante el conflicto armado interno en el Perú a las mujeres de las comunidades de Manta y Vilca en Huancavelica. La obra se desarrolla en tres espacios de la Casa Pausa (General Suárez, 955, Miraflores) que serán recorridos por las y los espectadores, permitiendo un contacto personal y único con el relato.

Producida por la Asociación Cultural Trenzar, en alianza con la ONG Demus, esta memoria escénica, estrenada el pasado 12 de abril, se presenta en un contexto en el que, según el Consejo de Reparaciones, existen 6,182 víctimas de violencia sexual durante el conflicto armado interno registradas hasta el 2016 Y SOLO UNA SENTENCIA CONDENATORIA. El juicio oral del caso Manta y Vilca, se desarrolla con lentitud, mientras los integrantes de las Fuerzas Armadas, acusados de delitos de lesa humanidad en la modalidad de violación sexual, niegan los cargos. Una realidad que exige justicia.

A continuación, una entrevista con las integrantes de Trenzar: Micaela Távara, Alondra Flores, Mehida Monzón y Carmen Amelia Álvarez.

¿Cómo nace el colectivo “Trenzar”?

ALONDRA: Trenzar nace el año pasado, pero las cuatro venimos trabajando en diversos momentos y nos conocemos de diversos espacios. Hace cuatro años Micaela me escribió y me dijo para chambear juntas. Queríamos hacer algo de mujeres, un espacio de creación, producción y gestión que ha ido tomando forma. Luego se suman Mehida y Carmen, y ya cuando estamos las cuatro decidimos el logo, el nombre, darle todo este concepto que tiene Trenzar, que es un espacio de artivismo feminista. Las cuatro somos artistas escénicas y trabajamos a partir del feminismo diversos ejes como derechos humanos, derechos de las mujeres, y temas de memoria.

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¿Por qué el nombre “Trenzar”?

MICAELA: Porque a nosotras nos interesa mucho el trenzado, el unir diversas vertientes, que cada una siga con su línea, pero que también se puedan mezclar. Por eso utilizamos la palabra «trenzar», porque creemos que en estos momentos lo más importante es el trenzado de la vida. No podemos hacer arte sin pensar en memoria, no podemos trabajar derechos de las mujeres sin pensar en arte y viceversa, por eso se trenza todo.

ALONDRA: No solo es entre nosotras cuatro, en realidad es trenzar con aliados y aliadas de otros espacios y que siempre sea una posibilidad de trenzar entre nosotras y otras personas.

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¿Cómo nace el proyecto “Manta y Vilca”?

MEHIDA: El año pasado Demus convoca a seis actrices para hacer intervenciones y allí conocemos el caso de estas tres mujeres a quienes conocimos en persona y que nos contaron su historia. Luego de esto, nosotras seguimos toda movidas y vino la cuestión de: “Tenemos que sacar a la luz esto. No se puede quedar solo en esta acción”. Porque la acción duraba solo cinco minutos afuera de la sala penal… Y como nosotras somos escénicas, dijimos: “Hay que hacer una obra”. En principio pensamos que la obra podía ser pequeñita, de quince minutos, y ya teníamos como un formato de quince minutos justamente, pero a fines del año pasado decidimos lanzarnos a la piscina y hacer una obra larga. Y allí nació la creación que es «Manta y Vilca», que se inició de un texto pequeño que escribió Jorge Black en el que todos hemos ido colaborando para lo que es ahorita: La memoria escénica. Una creación colaborativa de todos.

MICAELA: Nosotros utilizamos el término colaborativo en vez de colectivo porque nosotras creemos que lo colaborativo implica que cada una va a colaborar desde lo que sabe y desde aquello que no conoce. En el arte o en cualquier proceso supuestamente uno da sus habilidades, sus destrezas; pero para nosotras lo colaborativo implica también hacer desde el lado que no conoces de ti, desde ese lado, también colaboras. Lo colaborativo también implica quitar una identidad personal y convertirlo en algo en lo que todos estemos colaborando. Si algo sale mal, es responsabilidad de todas. Si algo sale bien, es responsabilidad de todas también.

ALONDRA: No sé si has visto que en el afiche lo que tenemos es… una creación de Trenzar. No es una directora o un director o una actriz. Es más, Carmen y Mehida no son actrices en esta obra, son intérpretes, porque interpretan testimonios reales.

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CARMEN: El proceso, como lo ha abordado Micaela, utilizando la metodología colaborativa, hace que todos seamos parte de esa síntesis. Por ejemplo, si el director de arte estaba en el ensayo y le decías: «Mira, queremos tal cosa», su opinión no va a ser desechada porque él es de arte y no de escénicas. Igual al revés. Cuando él ha estado haciendo su instalación, nosotras también opinábamos, siempre con la presencia de las personas que estuviesen en ese momento porque tú sabes perfectamente que si hay alguna desavenencia o algo siempre termina infiltrándose en todos los procesos, entonces algo que para nosotros era muy importante es el clima, el ambiente, que predomine el amor, que predomine el otro para mí, la escucha. Entonces es un poco eso todo el tema colaborativo y porqué no dice en el afiche: “El director tal presenta tal cosa”, porque al final todos somos Trenzar. Todas y todos somos uno y un solo espíritu. Eso también hemos querido mostrar. Cuesta a veces que la gente lo pueda comprender, entender y asimilar, pero… es lo que sentimos y queremos también transmitir y… no sé si sea una suerte de marca registrada, pero sí queremos que sea algo que nos identifique.

MICAELA: Por ejemplo, Alondra y yo somos facilitadoras de gestión y dirección, entonces en el sentido colaborativo nosotras no tomamos decisiones. Todas las decisiones de creación, gestión y producción se han tomado en consenso. Entonces lo que hace el facilitador o la facilitadora es propiciar el espacio para que se dé el consenso y hacer que todas se escuchen. Y las decisiones que tomamos, las tomamos en conjunto realmente…

ALONDRA: Y asumimos todo tipo de responsabilidades también. Como decía Micaela, es facilitar el proceso, no solo de ella, sino de todo. Todos y todas tratamos de tomar una responsabilidad mutua y colectiva de lo que sucede, llegando a un consenso. Lo que pasa mucho es que cuando hay o un director o una directora, este se dedica solo al lado creativo…

Sí, hay estas jerarquías…

ALONDRA: Exactamente. Entonces nosotras buscamos romper con estas jerarquías. Por lo mismo que la producción general la asume Trenzar, buscamos romper con esto y asumir todas su responsabilidad.

MICAELA: Para nosotras es súper importante recordar que nosotras cuatro somos feministas y nuestra metodología de trabajo también. Por eso es importante lo que mencionaba Carmen Amelia. La sororidad, el amor, el respeto, nos es propio, pues nosotras convivimos, no solo nos encontramos en el espacio de ensayo sino que también vivimos juntas, comemos juntas, desayunamos juntas.

Trenzar, en ese sentido, rescata un valor tradicional de nuestra cultura andina: el valor de lo comunitario. ¿Podrían aclarar el concepto de sororidad para los lectores?

ALONDRA: Sororidad es como… la protección y el cariño entre mujeres. Es como la solidaridad, pero entre mujeres. Es protegerte, cuidarte, es querer, quererlas, querernos…

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Volviendo a la obra… Manta y Vilca está basada en un caso real. ¿Cómo a través del caso llegan al proceso teatral?

MICAELA: Voy a hablar del caso real. En los 80s el Perú vive el conflicto armado interno. Entonces los militares colocan bases en diferentes lugares del país. Dentro de estas bases, escogen Manta y Vilca, porque eran lugares donde estaban los senderistas, los subversivos. Para esto, a Manta y Vilca los divide un río, son dos pueblos que están superalejados de la ciudad, la mayoría quechuahablantes hasta el día de hoy y en esas épocas era aún más. Entonces, en 1984 colocan una base militar allí y los militares, durante los años que estuvieron en este lugar, VIOLARON a mujeres de Manta y Vilca. Se calcula que han violado alrededor de 4000 mujeres…

¡¿4000 mujeres?!

ALONDRA: Se calcula.

MICAELA: En el informe de la CVR puedes encontrar los testimonios. La mayoría eran menores de edad, niñas, adolescentes. Está comprobado además, a nivel latinoamericano, que las Fuerzas Armadas utilizaban la violencia sexual como estrategia de guerra y de tortura. ¿Por qué? Porque si tú violas mujeres en un pueblo andino bajo este contexto, lo que haces es generar miedo. Entonces generas miedo no solo a las mujeres sino también a los hombres de esta localidad. Es como una amenaza que te hacen. Estos militares aparte son militares, tienen un poder por encima del campesino o de la campesina. Eran adultos, todos mayores de dieciocho años…

Conscientes además…

MICAELA: Conscientes… violaban a las jóvenes, las llevaban a la base militar o las violaban en sus casas o en el campo, es decir, las violaban en cualquier lugar. Las violaban sistemáticamente además…

ALONDRA: Continuamente.

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MICAELA: Y el método de violación era un método de violación perverso. ¿Qué quiero decir con esto? Que a algunas de ellas las han violado con elementos o las han violado más de cinco, seis, siete, una tropa entera…

ALONDRA: Las raptaban, las utilizaban…

Posiblemente las emborrachaban y las drogaban también…

MICAELA: Las drogaban. Sí.

ALONDRA: Para agregar una cosita a lo que decía Micaela: existe lo que es la Escuela de las Américas, que es un lugar donde formaban a los militares con estas estrategias de guerra. No sólo se violaba para que «declaren» sino para sembrar terror y por tanto acababas con la identidad del pueblo.

La destrozabas. Acababas es poco…

ALONDRA: Muchas de estas mujeres de las que hablan las chicas nos han acompañado. Fueron al estreno incluso, hemos conversado con ellas en diversos momentos…

MICAELA: Han estado en los ensayos…

ALONDRA: Ellas nos han comentado además que muchas veces iban a decirle a sus papás y no podían porque sus papás tenían mucha vergüenza. Si ellos iban a reclamar, los desaparecían, los mataban, los golpeaban…

O los acusaban de terroristas como pasó con muchos inocentes solo por reclamar sus derechos, algo que sucede hasta hoy y que el fujimorismo dejó bien sembrado como estrategia discursiva a sus opositores…

MICAELA: Es importante recordar también que lo que ha ocurrido en Manta y Vilca es un claro ejemplo de cómo el Estado cuando tiene el poder ejerce el terror. Y que eso lo hace no porque estén enfermos como se dice, sino porque es una estrategia de guerra, ha sido una estrategia de guerra, lo hacían conscientemente. Ahora, estas mujeres han tenido hijos además, producto de la violación. Son mujeres que llevan treinta años pidiendo justicia porque cuando ellas denunciaron, no se les creyó… Un grupo lo tiene Demus. IDL, que es otra ONG, lleva los otros casos. Ellas llevan NUEVE años exigiendo juicio oral. Porque no hay pruebas, además, de la violación. La única prueba es el testimonio y los hijos. Lo que los militares alegan es que ellas han sido sus «novias», sus concubinas…

ALONDRA: Sus prostitutas…

Las han prostituido prácticamente…

MICAELA: Claro. Y lo otro también que dicen otros militares es que eso no ha podido suceder porque los militares tenían sus propias prostitutas. Entonces no han violado a nadie porque no tenían ese deseo, porque estaban «satisfechos».

¡Por favor! ¿Cuántos hombres no satisfechos ni con sus esposas ni con prostitutas, buscan otras mujeres para satisfacerse! Más aún si hablamos de hombres dedicados a la milicia, que son quienes más tienden a reaccionar reptilianamente por su mismo entrenamiento…

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ALONDRA: Es importante recalcar que el año pasado, estas intervenciones que hacíamos de las cuales te hablo Mehida, eran para exigir que inicie el juicio oral. El año pasado, durante varios miércoles, ellas iban a la sala penal y nosotras íbamos a hacer la intervención, hasta que se logró hacer el primer juicio oral, el cual se postergó hasta este año. El 17 de abril pasado ellas iban a dar sus testimonios y se suspendió otra vez, porque si todos los militares no daban sus declaraciones, ellas no podían dar las suyas. El militar que faltaba que diera su declaración fue esta vez pero sin su abogado, entonces, como fue sin su abogado, ellas tampoco pudieron declarar. Entonces esa es una estrategia también… y la alargan y la alargan…

CARMEN: Además este alargarlo también es una manera de maltratarlas a ellas porque son mujeres que han tenido que llevar un acompañamiento psicológico constante…

ALONDRA: Mujeres que no viven en Lima…

CARMEN: Y muy aparte de toda la logística que ellas se tengan que trasladar a Lima para declarar en el juicio, estar preparadas mental y anímicamente para el mismo y que…

ALONDRA: Una vez más…

CARMEN: ¡UNA VEZ MÁS! Es como seguir rascando las heridas, es como seguir hundiéndolas y… Ahí te vas dando cuenta. Y antes que me olvide, para agregar a lo que dijo Micaela del caso: Ellas tenían que tener sí o sí un salvoconducto para poder caminar o salir de Manta o de Vilca. Así salgas a la tienda de compras, tenías que necesitar un salvoconducto. Entonces lo que sucedía era que si una iba a solicitar permiso para salir, la violaban. Iban varias juntas, porque pensaban que así no les iban a hacer nada, y a todas las agarraban…

De terror…

CARMEN: Definitivamente no había salida para eso.

(silencio)

MICAELA: Entonces, claro, nosotras, con toda esa investigación, con todo esto que te estamos contando…

MEHIDA: …decidimos hacer una obra, un texto ficticio en el que se crea a dos hermanas que se llaman Manta y Vilca que en la vida real son los pueblos. Es una historia ficticia porque no es que dos hermanas nos habían contado lo que pasó, sino que hemos creado como una especie de híbrido de varias historias que nos han contado. Y termina con un final que todavía no cierra porque esto en la vida real tampoco cierra. Se curan, pero no sabemos qué sucede después de esta curación: siguen viviendo su vida, no viven, se van, viajan… no se sabe. Queda ahí.

CARMEN: Es como un ritual que te va a limpiar por fuera, pero adentro todavía hay mucho más…

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ALONDRA: Es importante recalcar junto con lo que dice Carmencita, que sí, nosotras trabajamos la memoria, pero no es una memoria pasada, no es una memoria con muchísimos casos que se quedaron atrás y que todavía deberíamos seguir hablando, sino, es una memoria latente, porque son mujeres que todavía están en un proceso, en un juicio real… Y tenemos los rostros de estas mujeres, no es que murió tal persona y su padre o su madre van luchando por esa persona sino que SON MUJERES QUE ESTÁN DANDO LA CARA y que se han llenado de valentía y de muchísimo orgullo, porque ellas mismas te cuentan su historia, ¡ellas mismas! Es muy importante hablar de que estamos trabajando una memoria latente, una memoria presente, no es una memoria del pasado.

CARMEN: De hecho comparten una estadística, pero es completamente distinto cuando ves en un papel una historia a cuando alguien te mira y está con nosotras. Definitivamente fue complicado, fue duro, fue de mucho nerviosismo cuando ellas han estado junto a nosotras porque para nosotras era muy importante que ellas estuvieran, no sé si de acuerdo, pero a gusto o cómodas con la manera en que se contaba la historia. Para nosotras era mucho más importante dejar que ellas, como parte de, se sintieran identificadas también. Nos sentimos muy bien cuando, fuera de toda la emocionalidad que hubo en el momento en que estuvieron con nosotras en los ensayos, sintieron que estaba bien lo que estábamos haciendo, que se estaba visibilizando de la manera correcta. Eso también es bonito… si se puede decir bonito, ¿no?

Saber que alguien las toma en cuenta y toma en cuenta su caso…

ALONDRA: Ellas tienen un acompañamiento con Demus, son doce años desde el primer encuentro que tienen. Es más, la psicóloga, que justo es la prima de Micaela, Mariel, las acompaña desde hace un buen tiempo y nos ha acompañado también a nosotras de una u otra forma en el proceso. Sí, ellas han tenido que vivir mucho, probablemente la obra no se acerca a nada de lo que ellas han vivido, pero ellas son mujeres muy valientes. Creo que siempre ellas tratan de darnos a entender que tienen la valentía para seguir adelante.

MICAELA: Y han seguido adelante…

ALONDRA: Sin y con ayuda.

MICAELA: Se han vuelto a comprometer…

ALONDRA: Tienen otros hijos…

MICAELA: Claro, no va ser lo mismo, pero… Pero siguen adelante, ¿no?

Y cuántos casos habrá en el Perú más allá de los registrados… Porque no todas hablan…

ALONDRA: Es importante también decir que no solo habían violaciones del lado de los militares, también hubo del lado subversivo, entonces esa suma es más de lo que podemos conocer.

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MICAELA: Yo creo que uno de los objetivos importantes de Trenzar como organización no tan solo es la parte artística. Creo que para nosotras la parte artística entra en un segundo plano, no deja de ser importante porque se trata de una denuncia que requiere ser muy cuidadosa con la puesta…

Sí, porque es una puesta bien delicada…

MICAELA: MUY DELICADA, pero para nosotras lo importante es que la gente conozca el caso de Manta y Vilca, que la gente sepa lo que ocurrió y lo que hasta el día de hoy ocurre. Ellas son mujeres que están con nosotras aquí, unas mujeres valientes, fuertes, que están buscando justicia hasta el día de hoy. Ese es nuestro primer objetivo.

ALONDRA: Nosotros lo que siempre recalcamos es que si bien el arte no puede hacer justicia legal, nosotras podemos intentar hacer un tipo de justicia social que es posicionar el caso, que lo conozcan muchas personas que no lo conocían.

Creo que esta propuesta del público como un viajante activo dentro del espacio donde suceden los hechos es una manera de acercar más a la gente al caso. Tomando en cuenta esto, ¿qué ha sido lo más difícil dentro del proceso de creación de la obra?

CARMEN: Te cuento un poco cómo fue el proceso. Mehida y yo éramos amigas, nos conocíamos básicamente por chamba y no habíamos hecho ningún proceso explorativo y creativo juntas anteriormente. Entonces se hizo primero un trabajo de exploración para poder llegar a este nivel de complicidad de las hermanas, con muchos juegos. También conocernos nosotras dos y conocer el caso, involucrarnos con el texto y de alguna manera ir paso a paso para poder estar preparadas porque sabíamos… lo denso, si se puede decir, lo fuerte y todo. Tuvimos cerca de mes y medio de exploración neta. Luego continuamos con la puesta en escena en sí. Definitivamente, lo más difícil era llegar a las partes más emocionales y las fuimos trabajando, en realidad, a medida que íbamos estando preparadas. De hecho, hubieron momentos en los que nos dábamos cuenta que dilatábamos y dilatábamos la llegada porque… ¿cómo podíamos manejarlo? Era algo que tenías que lanzarte a la piscina porque nunca ibas a estar completamente lista para poder entrar a esto… y una vez que la comenzamos a trabajar, ya de ahí era una suerte de dejarla correr y dejarla correr… Ahora, de alguna manera, estamos encontrando darle más que un cierre a la puesta en sí, un cierre hacia nosotras, porque demanda muchísimo, no solo la interpretación, sino también la disponibilidad que Mehida tiene para mí y que yo tengo para ella. Entonces, sí, nos exige, así como en todos los procesos creativos, que estemos muy presentes, y que estemos las dos no tan solo para mí porque tenemos al público cerca, sino estar completamente concentradas para yo estar al servicio de ella y que ella pueda estar también del mío. Las dos somos las que estamos ahí, movemos todo… Por suerte las chicas nos han acompañado y también Mariel, la psicóloga, nos ha ayudado muchísimo en verdad… Estoy segura que las cosas podrían ser un poco más difíciles si no hubiese estado ella para poder ayudarnos a entender esos procesos. También hay muchísimo respeto de parte de todo el equipo para el inicio, para poder entrar a estas niñas, entrar a estas adolescentes. Entonces tenemos que hacer un trabajo antes y también al final para poder cerrar y dejarlas también y que no nos acompañen en el día a día porque ya de por sí te influencia, se mete por las rendijas todo este tema.

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¿Qué planes a futuro con la obra? 

MICAELA: Bueno, nosotras tenemos el ideal de poder recorrer muchos lugares de Perú, pero también de fuera, con la obra.

Es importante que lo lleven no sólo a los pueblos sino también a los conos de Lima donde hay bastante población migrante. ¡Cuántas historias habrá ahí escondidas! ¡Cuántas! Se hace necesario seguir insistiendo contra esta injusticia social.

MICAELA: Sí. Exacto. Hay que estar atentos y actuar.


A pedido de los viajantes, la temporada se extiende a los días Sábado 6 y domingo 7 de mayo.

Informes: colectiva.trenzar@gmail.com


Texto: Christian Villegas.

Fotos: Trenzar.

El latido de la luna

Una de las propuestas artísticas más interesantes del reciente FAE LIMA 2017 fue «LUNARIOS», hermoso trabajo que combina danza, performance, canciones de sanación e intervención de video en un viaje sensorial y ritual hacia el interior del corazón lunar, del latido femenino que todos llevamos dentro.

Ganador de la convocatoria IBERESCENA 2014 y estrenada por primera vez en el Qorikancha de Cusco el 03 de Setiembre del 2015, «LUNARIOS» se presentó por primera vez en Lima en el Centro Cultural PUCP en marzo pasado.

Dirigido por Augusto Navarro, autor también del video, tuvo como intérpretes a Marisol Zumaeta y Vania Farfán, con el Diseño Sonoro de Omar Vargas, los cantos de Gladys Conde y Luz María Ampuero, y la participación en video de Shakti Avallar de Argentina

Desde tiempos milenarios la luna simboliza, el arte, el viaje psíquico, la conexión con la creatividad. «LUNARIOS» es un espectáculo que rememora ceremonias ancestrales a la luna, conectándonos con las energías de tres sitios arqueológicos prehispánicos sagrados a donde tres mujeres inician una peregrinación que las llevará a un viaje hacia dentro de sí mismas.

«LUNARIOS» es una experiencia de arte transformador, en donde los cantos, las ofrendas, la danza y los actos psicomágicos son fundamentales en las historias de estas mujeres que deciden pasar de ser víctimas a ser curadoras de sus propias heridas.

Esta presentación coincide con los 10 años de Simbiontes, proyecto escénico gestado en Cusco por Augusto Navarro y Marisol Zumaeta que fusiona las artes escénicas con la experimentación sonora y audiovisual. Sus obras, metáforas poéticas sobre el cuerpo, delinean historias inspiradas en la cosmovisión andina y los rituales de la cultura popular y tradicional. 

A continuación, una entrevista con ellos…

Luego de diez años juntos, ¿cómo se consideran ustedes actualmente: una compañía, un colectivo, un grupo…?

A.- Nosotros somos un núcleo creativo… Y Simbiontes son todas aquellas personas con las que en un momento nos vamos a encontrar y vamos a hacer simbiosis por las artes que estamos manejando, por las que traen o por las que nosotros traemos o queremos seguir experimentando… Nuestro rollo es justamente encontrar gente y experimentar… con historia, performance, danza, música, video… full experimentación.

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¿Qué los llevó a desarrollar Simbiontes en Cusco?

A.- Antes de Cusco, trabajábamos sobre nuestra identidad, Marisol más desde el performance con un colectivo que se llamaba «Los Bichos» y bueno, yo, teatro performático. Nuestro rollo era experimentar las artes, pero también buscar conceptos que se relacionen con nuestra identidad… entonces en Cusco estaba todo servido -en la calle, con la gente, con los sitios arqueológicos cercanos- para investigar y seguir aprendiendo sobre nuestro proceso de identidad, pero de una manera más profunda. Eso, creo, es lo que nos llevó allá y por lo que hacemos lo que hacemos.

M.- Nosotros nos hemos encontrado en Cusco sin planearlo ni pensarlo. Sí nos hemos conocido antes, pero no teníamos planeado ni irnos juntos, ni hacer un grupo, ni vernos, ni nada… (risas) porque cada quien compró su pasaje y después todo coincidió… Él traía un montón de trabajo en video y me dijo: “Tú qué sabes hacer?” Y le digo: “Yo bailo flamenco”. Entonces arrancamos la investigación súper metidos y al mes que nos encontramos estrenamos nuestra primera obra.

A.- Incluí muy bien en ese entonces una mezcla de qué era el ser limeño y qué era el ser peruano como una pregunta base. Nosotros somos limeños, pero en nuestras investigaciones, lo que sale por todos lados es el mestizaje, este poder del mezclarse. Entonces lo español, la danza española, representa parte de lo que somos nosotros también. Venimos de distintas culturas y nos mezclamos y esa es la riqueza de nuestro país… Entonces un poco va por allí el camino, por ir dilucidando qué es lo que somos, hacia dónde vamos, creyendo en esa potencia que habla Arguedas del mestizo como una fuerza que va a llegar arrolladora y cada vez va a ser más potente.

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Marisol, ¿de dónde nace tu interés por trabajar tu identidad a partir del flamenco?

M.- Yo estudié arquitectura y estaba haciendo mi tesis sobre las casonas coloniales y me parecían fantásticas, pero eran totalmente andaluzas… entonces era como absurdo que digan que es mi patrimonio sin ser mi identidad… Ese tipo de cuestionamientos, me hacía mucho en esa época… Y empecé a bailar danzas negras pero no me iba y el profesor me decía: “¡Pero porqué bailas como flamenco!” ¡Y yo nunca había bailado flamenco en mi vida! Entonces dije: “Voy a probar. De repente soy como una de esas casonas.» ¡Y sí, tal cual! Nunca sentí una cosa tal y ya son añazos que te vengo bailando e investigando el flamenco como espacio de este mestizaje, de nuestra identidad heredada desde España y en fin… es un rollo muy grande que podemos hablar tres horas, pero digamos que encajó perfectamente con esta búsqueda de identidad que tiene Simbiontes, porque todo el tiempo estamos cuestionando nuestras identidades, ya sea a través de ese lado cultural como también a través de nuestras historias personales, de nuestra vida, nuestra psicología… y a partir de eso, nuestra humanidad, para que el ser humano que vea nuestro trabajo también sienta esa expresión de lo que somos. Va por allí nuestro trabajo: Mucho de emociones, de sensibilidad… Es muy sensorial el trabajo que hacemos.

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Augusto, tu búsqueda partió explorando las posibilidades del video dentro de la escena teatral. ¿Cómo llegas a este camino?

A.- Yo estudié en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica y decidimos hacer una obra con un amigo ya terminando la escuela. Hicimos el guión y cuando lo vimos, dijimos: “Vamos a hacer mejor un cortometraje”. Nosotros no teníamos ni idea de lo que era hacer un cortometraje, pero como éramos alumnos aplicados, comenzamos a hacer nuestra tarea y reclutamos todo el batallón que necesitábamos para hacer nuestro cortometraje… y lo llegamos a realizar. Nos interesaba como espectadores el mundo audiovisual, el mundo del cine, pero esta vez estábamos como teatreros dirigiendo actores y valiéndonos de que nos ayudó mucho para aprender y saber. A partir de allí comencé a mezclar video dentro de la escena. Te estoy hablando del año 2002 que fue mi primer montaje en el Centro Cultural San Marcos donde trabajé cuatro años, un montaje que se llamaba «NN«… y trataba sobre la identidad del no identificado, que éramos todos de alguna manera… Comenzamos a  hacer fragmentos de historias en video que iban a acompañar el montaje escénico como también intervenciones de video sobre cuerpos. Esa experimentación ha ido continuando durante el tiempo. De ahí trabajamos a cuatro proyecciones un montaje que se llamaba “Útero”, donde tenía que envolver a la gente en un útero, pero de video… y así hasta “Lunarios” que también tiene partes de video: Hemos ido a grabar a distintos templos de la luna, hemos registrado y hecho performances en los lugares y la historia se cuenta entre el video y la acción individual.

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Tu trabajo finalmente te llevó a integrar la performance con el video…

A.- Como en nuestro lenguaje: el mezclar. Y esta experimentación no es de un mes o de un día, experimentas a través de los años. Cada vez ha tomado distintas maneras en distintas formas, pero siempre trata de buscar cumplir un objetivo. No es poner el video allí y me pongo encima. Es BUSCAR la conexión: cómo quiero que se muestre para qué, qué sensación quiero dar. Entonces es a veces una pantalla de fondo, a veces son pantallas circulares, a veces son velos y vamos allí trabajando y encontrando cosas, experimentando… en busca de una sensación… básicamente.

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Marisol, antes de Simbiontes, tu hiciste varias performances con “Los bichos”. ¿Cómo fue que llegaste al lenguaje de la performance?

M.- Cuando estudiaba arquitectura había una maestra, María Burela. Ella nos enseñaba un montón sobre el arte conceptual, el arte alternativo… y nos introdujo a la performance, al action y todo ese mundo… Nos juntó a todo un grupo de estudiantes de arquitectura que no querían ser arquitectos y nos dedicamos a instalar por todos lados y después de instalar hacíamos una acción. Hacer estas instalaciones nos hace interactuar con muchos artistas de las artes escénicas. Lo nuestro era la toma del espacio. Como arquitectos teníamos esa visión. Y después, decíamos: “Nosotros somos el espacio”. Entonces vamos como que de la arquitectura a los huesos, un proceso que duró como cinco años y que empezó en el año 98… muy intenso… Éramos chibolitos, pero rebeldes… y sobretodo con mucha pasión de hacer arte porque… eso de que si el artista se hace… yo creo que se nace y no puedes hacer otra cosa que no sea arte porque te vuelves loco y tienes que hacerlo… ya está fuera de ti. Cuando me hacen reflexionar sobre los diez años de Simbiontes me doy cuenta de que nosotros siempre queríamos montar, no importaba absolutamente nada porque más importante era nuestra necesidad… de expresar, de hacer, de integrar… va por allí nuestro ejercicio.

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Es difícil para un artista escénico buscar fondos. En Perú normalmente autogestionamos nuestros proyectos y son muy pocos los que acceden a algún financiamiento extra. ¿Cómo les ha ido a ustedes en ese proceso? Porque ya llevan diez años y son diez años…

A.- (suspiro) De lucha…

M.- Sin miedo a los once… (risas)

A.- Es complicado siempre, ¿no? Pero allí creo que entra a tallar qué es lo que quieres hacer… y una de las razones por las que naturalmente nos juntamos a crear y no hemos parado de crear hasta ahora es porque ambos teníamos ganas de hacer escena, de realizar montajes y estar en los escenarios, y esa fuerza, esa potencia, se ve reflejada en que a pesar de muchos problemas, a pesar de carencias de tiempo, lo encontramos y prácticamente desde que hemos llegado a Cusco hemos estado montando seguido. El primer año  logramos hacer dos montajes. Después continuamos con uno por año y ahora, desde que hicimos “Lunarios”, como que nuestro proceso cambió naturalmente y necesitábamos tiempo para darle a “Lunarios”. «Lunarios” se hizo en el 2015 y creo que todavía tiene para más. Nos propusimos que este montaje tenga esa potencia de durabilidad en el tiempo y hasta ahora va bien porque ya lleva sus dos años y lo hemos podido mover bien, hemos viajado por Sudamérica y estamos por fin en Lima presentándolo, algo que queríamos desde que la estrenamos en Cusco hace dos años… Y esto lo hemos hecho con tanto cariño desde el inicio que se está reflejando en cómo va cobrando vida propia también… Y así con mucho esfuerzo para realizar, mucho esfuerzo para producir, desde los medios que tenemos, desde lo que somos -independientes totalmente-, pero poniéndole los dos hombros parejo, porque sino, no pasa nada o pasa muy poco si sólo nos dedicamos a realizar. Si no produces igual con tanta intensidad, ahí se queda.

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¿Cómo llegaron a «Lunarios»? ¿De dónde surge?

M.- Mira, nosotros tenemos una relación muy fuerte con los sitios arqueológicos de manera general. Yo particularmente soy arquitecta pero me he especializado en museología, entonces trabajo mucho en huacas… es una conexión directa. Trabajé en Caral hace muchos años y cuando lo conocí a Augusto, él estaba haciendo un video sobre Caral. Entonces, siempre hemos tenido mucha conexión con las huacas y en Cusco sobre todo. Creo que esa es una de las razones esenciales por las cuales seguimos viviendo allí, porque tú subes y a veinte minutos estás en el Templo de la Luna o en Sacsayhuamán… o si quieres en una hora ya estás en el Valle Sagrado. Entonces, este caminar por tantas huacas, creo que nos llevó, nos derivó finalmente a “Lunarios”.

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M.- Otra cosa que toda la vida nos ha pasado, también por separado, es que tenemos mucha conexión con los astros de manera individual. Yo tenía un personaje que se dedicaba a la obsesión por los astros y Augusto no habló de otra cosa durante años y cuando nos encontramos era como que: okey… (risas). Sin duda las artes escénicas también nos ha llevado mucho a desarrollar nuestro espíritu, a investigar nuestro subconsciente, el alma, como quieras llamarlo… y también darnos cuenta de nuestras carencias, nuestras dificultades, nuestro lado humano débil… y un poco también estas búsquedas acabaron influyendo en “Lunarios”. Entonces Augusto nos propone hacer los peregrinajes de ofrenda y trabajar con nuestras propias historias de vida sobre algo que queramos curar. Y bueno, allí arrancó una investigación fuertísima sobre la Psicomagia… Jodorowsky hoy por hoy ya está en mi biblia… (risas)

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A.- Jodorowsky plantea que tú te puedes curar a partir de actos que queden grabados en tu subconsciente… porque venimos con trabas. Somos adultos y sentimos que tenemos una cosa ahí anclada, no sabemos qué es y muchas veces sucede en la primera infancia… pasó, creciste, te olvidaste, pero hubo una imagen que se quedó impregnada en ti. Entonces Jodorowsky dice que impregnes en tu subconsciente una nueva imagen a través de actos psicomágicos e irás liberándote de eso.

M.- Creemos en un arte transformador, en un arte que es capaz de transformarnos a nosotros los intérpretes y también al público, para buscar algo positivo. Es un poco también ese espíritu que tiene el Cusco de siempre querer con su energía transformar, transmutar…

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Dime, Augusto: ¿Por qué la luna? ¿Por qué «Lunarios»?

A.- Antes de Simbiontes he dirigido montajes independientemente desde 1998 y mi segundo montaje, Alunación, se trataba sobre gente que estaba alunada, como cuando estás mucho rato bajo el sol te insolas, esta gente estaba ALUNADA… sentía esa relación personal con la luna prácticamente desde siempre, entonces, lo convertí en montaje y ahora hay un movimiento en “Lunarios” que viene de esa coreografía. Este «Lunarios» era un proyecto que llevaba AÑOS queriéndose realizar bajo otro nombre, con otro formato, con otras gentes, y que iba mutando porque todos los años era ver podríamos hacer y fue pasando y fue pasando, ya casi que te busca a ti y te encuentras y tú estás en el momento indicado para poder atenderlo… Eso es «Lunarios».

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¿Cómo llevan a cabo la dramaturgia de «Lunarios»?

M.- Si bien Augusto es el que escribe el guión, el guión es más una guía de vuelo que un guión de teatro.

A.- Es abierto, sí, pero necesito alucinarlo de principio a fin en la cabeza antes de saber cómo se van a parar.

M.- Entonces el director plantea algo y nosotros ante ese estímulo reaccionamos. El lenguaje es básicamente lenguaje corporal y nosotros no actuamos, trabajamos con elementos que sabemos hacer. En mi caso incorporo el flamenco. Vania incorpora flamenco, danza contemporánea y también danzas tradicionales cusqueñas que en este hilvanar acaba siendo una danza.

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A.- «Lunarios» además ha ido cambiando de formato. Las primeras presentaciones eran de cinco actrices con las que viajamos a Buenos Aires, luego se transformó el año pasado que lo llevamos a Bogotá y ahora para esta versión también tiene su nuevo cambio… y va cambiando…

Marisol, ¿cómo ha sido para ti el proceso creativo de «Lunarios»?

M.- ¡Ay dios mío! Ha sido desde fantástico, maravilloso, revelador, hasta dramático, muy difícil de sobrellevar, momentos dificilísimos de cada una, porque ha sido rebuscar, abrir, y… pasarle alcohol, cerrar… La anestesia es el arte, ¿no? Ahora, nuestro trabajo no es catártico. Nuestro trabajo es poético. Lo que se busca es justamente qué haces con todo eso. No es regodearte en el dolor sino más bien cómo lo transformas o qué encontraste a partir de esa herida o de esa búsqueda que tú tenías pues cada una tiene su tema.

La obra es como un ritual…

M.- Es muy ritual. Y muy real también. Nosotros no actuamos. En Simbiontes nadie es actor. Siempre eres tú y son tus recuerdos, es TU vida y… creo que eso hace que sea tan vívido… Y los rituales que haces REALMENTE SON INVOCADOS. Nosotros no estamos jugando a hacer el ritual ni tampoco a ser el chamán sino a ser nosotros mismos en nuestra creencia… como seres humanos cualquiera.

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A.- Fuera de todo lo que está sintiendo y todo lo que le está pasando a cada una en el momento, cuando tú ves todo, lo que ves es una coreografía de movimientos, movimientos trabajados al extremo en busca de tensiones, de tiempos, de velocidades, para encontrarse una misma con sus propios recuerdos… No usamos la danza contemporánea por sus formas pre-establecidas, pero sí el cuerpo y su capacidad expresiva llevado a un nivel de trabajo importante donde se pueda crear toda esa tensión y belleza del cuerpo en acción, del cuerpo en movimiento en escena… y vamos mezclándolo con el video. No es teatro, es performance: cada una se está interpretando a sí misma y está viviendo su propio momento, está recordando y está allí en sus distintas dimensiones. Por ejemplo, Marisol, por momentos, es una bruja, pero no es que esté interpretando una bruja, es SU bruja la que ves ahí.

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¿Por qué las peregrinaciones?

A.- Porque nuestro tema es investigar sobre nuestra cultura ancestral, el mundo femenino… y la luna. Entonces «Lunarios» tiene que ver también mucho con la relación entre la mujer y la luna como ser cíclico dentro de su cuerpo físico… Y a partir de la investigación en la psicomagia Jodorowskyana, por decirlo de alguna manera, también uno de los temas principales de «Lunarios» es la posibilidad de que tú puedas ser tu propio sanador. Entonces las peregrinaciones son para eso.

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A.- A cada una se le encomendó un templo según la región a la cual pertenecían. Vania Farfán, la chica cusqueña que ahora está con nosotros, hizo la peregrinación al Templo de la Luna de Laq´o, cerca de la ciudad de Cusco, en Sacsayhuamán; Marisol, por ser de la costa y de familia norteña, fue al sitio de la Señora de Cao en Trujillo… y fue alucinante… porque inclusive Marisol conocía al arqueólogo que nos ayudó mucho con la pieza…

M.- A Régulo Franco

A.- …y nos dejó entrar al sitio porque sabía él que lo que estábamos haciendo era ritual…

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M.- Nos acompañó todo el trayecto.

A.- …y él también es un chamán total y fue una experiencia maravillosa… La otra parte se realizó en Argentina con Lorena Avallar que viajó hasta El Shincal en Catamarca, al norte de Argentina.

¿Ella es de Catamarca?

M.- Ella es de Patagonia, pero vive en Buenos Aires.

A.- Entonces viajó hasta este lugar, se hizo toda la producción para que llegue al templo de la luna, descubrió cosas que tenía que ver con su historia personal dentro del pueblo… fue alucinante.

M.- Todo un viaje…

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A.- Cada una, pues, llevó su herida, hizo su ofrenda, y lo que buscamos es conectar las energías de los templos de la luna —o de la Mama Quilla como le decimos en Cusco, como se dice en quechua— para buscar la posibilidad de mencionarnos a nosotros como nuestros propios curadores. Para eso se peregrinó y… fue difícil, para cada una fue difícil. Ya ahí, como director, te digo que he tenido mi tiempo para cada una, estar allí…

M.- Cuidarnos…

A.- Sí… fue un proceso largo. Porque había que ir a grabar, después ensayar…

M.- Antes hubo un tiempo para hacer el proyecto…

A.- …para escribirlo, postular. Nosotros comenzamos cuando Iberescena nos dijo: «Va» y de allí no paramos un año hasta que pudimos montarlo… Ha sido súper intenso, pero gratificante. Jodido como todo, porque también te tiene que doler para que tú sientas y para que puedas transmitir eso… pero sincero… y positivo. Como te decía Marisol, no es que busquemos el dolor, el conflicto, para regodearnos en él, sino que, hablando nuevamente de Jodorowsky, me parece interesante y bacán la manera en que tú también puedas ser un creador de tu propio bienestar, de tu propio camino, sin que sea tan tortuoso… o intentar salir de eso, porque sí es tortuoso en algún momento… pero no siempre tiene que serlo, ni en la vida propia.

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¿Qué tal la respuesta de los públicos?

M.- De todo… En Bogotá tuvimos la oportunidad de estar con algunos maestros mayores de teatro y les asombró mucho la fusión de lenguajes: teatro, danza, performance…

Una simbiosis…

M.- Tal cual.

La magia y el ritual están ya integrados a su propuesta escénica…

M.- Tú sabes que nuestro mundo andino es ritual. Entonces cuando uno entra en conexión con la sierra, con el ande, con el Cusco, ya nada es igual. En el mundo andino, la magia es todos los días, todos los días lo respiras…

A.- Mucha magia. Está viva…

M.- No puedes creer todo lo que la gente tiene adentro culturalmente. Creo que nosotros estamos también contagiados, pero también creo que hemos logrado activar esa manera de ver el mundo allá porque… no siento que es ajeno a mí sino ya me es… cultural. Es otro mundo.

A.- Cusco es esa palabra que dicen realismo mágico. Eso es.

M.- Y de verdad que lo es.

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Texto: Christian Villegas

Fotos: Jorge Castro, Cecilia Larrabure, James Aragón, Simbiontes.

Diálogo entre cuerpos

El pasado 9 de marzo, como parte de las celebraciones por el «Día Internacional de la Mujer», TAE Perú abrió sus puertas para recibir “CUERPO INTERVENIDO”, una exposición performática que busca, a partir del arte, generar un espacio de diálogo y reflexión sobre la diversidad sexual y actuar contra la violencia de género en nuestro país.

CUERPO INTERVENIDO es un seminario interdisciplinar de cuerpo y movimiento que existe desde el 2012, producto de una iniciativa cooperativa entre DANZA PUCP y la DARS (Dirección Académica de Responsabilidad Social) y como parte de la campaña “La PUCP actúa contra la violencia”. Se trata de un proceso artístico-conceptual que pretende visibilizar cómo la violencia de género se naturaliza y reproduce en nuestras prácticas cotidianas. Como resultado de este proceso, viene realizándose desde hace cinco años la exposición «Cuerpo Intervenido» en la PUCP, siendo ésta la primera vez que salen del campus para abrirse a otros espacios (y esperamos que sean más).

Bajo la dirección general de Mirella Carbone, la presente edición contó con la participación de Ana Estrada, Arianna Giusti Hanza, Carolina Niño de Guzmán, Cecilia Rejtman, César Golac, Cleidy Delgado Loayza, Cristina Gutiérrez, Eliana Solórzano, Flor Quispe, Inés Coronado, Ivon Carrizales, Jahaira Daga, Lorna Ortiz, Lucero García, Luisa Altamirano, María Teresa del Pozo, Muki Sabogal, Olga Puente y Pamela Santana.

A continuación, una entrevista con Mirella Carbone, días antes de su viaje a Argentina…

¿Cómo nace “Cuerpo Intervenido”?

Este seminario nace en realidad por iniciativa de Adriana Fernández quien trabaja en DARS, que me tocó la puerta de Danza en un acto de amor… y estaba muy entusiasmada porque quería hacer una especie de taller que tenga que ver con el cuerpo… y en ese momento de verdad yo estaba muy ocupada porque estábamos construyendo la Facultad y la Especialidad de Danza… y las cosas como son cuando tienen una fe y amor, ¿no? Porque en ese momento me toca la puerta un maestro de artes plásticas, Enrique La Cruz, que acababa de llegar de estudiar una maestría en Inglaterra sobre performance y en la Facultad de Artes Plásticas no le daban permiso para experimentar… y le habían dicho que tal vez en Danza… (risas). Le dije: «Justo ha venido la DARS, quieren hacer una experiencia para mostrar algo y yo no tengo tiempo ahorita, ¿qué tal si tú lo asumes?» En ese momento hicimos un taller de cinco días… y claro, yo por más preocupada que estaba, no pude con mi genio y tuve que entrar y al final dirigí todo (risas) y así comenzamos… Se nace de la nada, de la pura pasión, del amor que uno tiene.

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«Queríamos hacer algo para sensibilizar a las personas con el tema de la violencia basada en género. Dentro de la universidad hay formatos muy tradicionales como los conversatorios, los talleres, y nos dábamos cuenta de que sí, son importantes, o sea la información y lo verbal es muy importante, pero nos faltaba algo para llegar a las personas… y por eso nos acercamos a la danza, porque estábamos convencidos de que teníamos que tocar no solamente cabezas -por decirlo tradicionalmente- sino también tocar corazones y… tocarlo todo… y ese todo es el cuerpo justamente… y justamente el cuerpo se convirtió en lo central de la propuesta y el movimiento en la herramienta para el cambio personal, pero también para poder generar cambios o movimientos internos en otras personas que pueden compartir con nosotros lo que es «Cuerpo Intervenido». Entonces es como un espacio que se va multiplicando, como dice también Mirella, en términos de lo que vamos haciendo adentro y con cada una de las subjetividades, con cada uno de los cuerpos y de los corazones que llegan al espacio, que lo nutren, que lo fortalecen y que también se convierten en una energía cada vez más potente para comunicar un mensaje y una postura ética y política contra la violencia de género.»

Adriana Fernández (DARS)

(Del conversatorio en el TAE al final del evento)

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¿Cuál es el contenido de este seminario?

El seminario tiene un contenido bien simple. La idea es que traten de habitar sus cuerpos y de que tengan conciencia que el cuerpo es lo más valioso que tenemos, que nos pertenece, que es una esponja que absorbe todo desde que nacemos hasta que morimos y que hay un inconsciente colectivo que también asumimos desde nuestra corporeidad, por lo tanto tenemos una memoria corporal y una memoria colectiva. Eso es de lo que tratamos que los talleristas tengan conciencia. ¿Cómo? Con la experiencia en sí, con el movimiento en sí. Sin pretensiones de que salgan conciencias sino de que borren dolores. Y que salga de la memoria detalles con los cuales ellos puedan construir imágenes o secuencias artísticas porque ese es también uno de los objetivos para poder mostrar y compartir con el público nuestras experiencias y lo que queremos contar del Perú.

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¿Por qué el título de “Cuerpo intervenido?”

Bueno, ese título en realidad salió de casualidad. Existe un rubro dentro de la performance que se llama «cuerpo intervenido» que es cuando el espectador interviene o lo hacen intervenir corporalmente. En las muestras que hemos hecho y en objetivos también del seminario, la idea es que los participantes puedan transmitir al otro cuerpo, en contacto, lo que ellos sienten, para que concienticen a las personas también en la necesidad que tenemos de cariño, de no tocarnos con agresión sino con amor.

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Entonces Enrique La Cruz dijo “cuerpo intervenido” y nos quedamos con ese título porque pensamos que era ideal y que tenía que ver mucho con el contenido. Pero es un rubro más de la performance.

De los tantos rubros que tiene la performance

Y siempre saldrán más. Porque hay gente que experimenta, investiga… y hay otras modalidades de llegar al público…

Yo me acuerdo cuando en los 80s y 90s con los grupos alternativos que había en Lima, como Cuatrotablas, por ejemplo, se intervenían diversos sitios. Había estas modalidades de invadir casas, espacios, iglesias… Todas esas cosas que ya se han experimentado resurgen con otras formas.

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Leí en una entrevista de Tatiana Fuentes que tu paso por Cuatrotablas fue importante para reencontrarte con el movimiento y la danza. ¿Cómo llegas de ahí a Cuerpo Intervenido?

A mí me parece… particularmente mi proceso ha sido muy… como fluido, sin pretensión de algo. Entonces las cosas como que se fueron dando, ¿no? Yo entré a Cuatrotablas en la época en que abrieron sus puertas y de ahí comencé a investigar personalmente. Mario Delgado me dijo: «¿Por qué no te vas a la danza?» Y yo venía del ballet, pero lo había dejado porque para mí acabó a los dieciocho años. Entonces Mario me motivó mucho para que indagara por el movimiento… y la vida me ha ido regalando personajes…

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He vivido en Ecuador muchos años… entonces ahí, creo que porque era un mundo que no conocía mucho, me atreví más… Un poco el miedo inconsciente a la crítica no existía, ¿no? (risas) Entonces me hizo ser más atrevida y de verdad que agradezco un montón haber permanecido allá porque pude investigar un montón… Hice una propia casi metodología para transmitir, a gente que incluso no tenía un perfil de bailarín, cómo explotar su movimiento, y conforme fui dando estos talleres, sacando montajes, me di cuenta lo bien que hacía, lo que puede aportar para el bienestar, más allá de la profesión en sí. Después vienen las somáticas acá y todo lo que ahora tenemos implantado como salud corporal. Pero yo he hecho muchísimas investigaciones con gente que no necesariamente quería ser bailarín o actor sino… de todo. Incluso trabajé mucho con grupos feministas, tanto acá como en Ecuador, y pude experimentar un montón de cosas. De allí fui sacando diagnósticos y conclusiones, y eso fui después como ordenándolo para transmitirlo. Por eso Cuerpo Intervenido también, porque en realidad la gente que interviene no necesariamente es profesional de la danza o del movimiento, sino es gente que tiene otras metas, más políticas si quieres, o son gente que quiere experimentarlo… para curarse tal vez, ¿no? Creo que inconscientemente, porque nosotros no implantamos eso como el TAE que puede hacer terapias. Para nosotros el producto artístico es lo que cura, o sea el proceso y la devolución.

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Ese ha sido un poco mi camino. He tenido la suerte de ser un poco solitaria también y que no habían tantas experiencias acá en Lima de esa línea, entonces como que te permite ser un poco más creativa.

Resalta bastante la presencia femenina y por ende la temática femenina en estas exploraciones. Se abre un espacio de voz para eso que siempre ha estado reprimido…

Bueno, primeramente, que el tema es un tema prioritario de la DARS, sobretodo violencia contra la mujer que después fue evolucionando a género en general. Entonces, claro, obviamente sale la difusión y los que más se inscriben son mujeres. ¿Por qué? Porque son las más atacadas.

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Bueno, después se han ido sumando homosexuales y un poco de todo porque… obviamente la gente está buscando comunidades como para… algunos, sentirse acompañados, sentirse con sus pares y discutir temas… pero otros no, ya tienen resuelto todo y quieren simplemente aportar en la lucha de estos temas…

Siempre me ha llamado la atención que haya más mujeres que hombres investigando en estos temas…

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Allí hay algo que habrá que ir reparando, pero me imagino que poco a poco. Es verdad que en volumen somos más mujeres, pero también creo que las mujeres, como tenemos una historia un poco más golpeada, hemos resurgido con fuerza en estos temas. Y creo que a eso se debe también. Pero creo que tiene que ver con la historia, con una cuestión que todavía pues el machismo es grande y son pocos los varones que tienen una conciencia, que no son machistas y que están en esta búsqueda.

Y bueno, todo el otro grupo que está en este proceso de cambios sexuales y de reivindicaciones, de aceptaciones…

De identidades también…

Exacto.

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Algo que también destaca bastante en los trabajos es el uso de metáforas que mueven y activan algo en el espectador…

Bueno, esa es una de las cosas que a mí más me fascinan porque con el tiempo me he dado cuenta de la importancia que le doy a sacar una imagen metafórica. Entonces para poder plasmarlo en una metodología he tenido que investigar mucho como llegar a eso. No es fácil, porque generalmente se hacen imágenes representativas, que es lo más fácil, pero lo bonito es ver el proceso de los talleristas, cómo van mejorando en su pensamiento, en su imaginación, y van realmente logrando imágenes que mueven… y eso es tiempo, es apertura, es libertad… y a mí, personalmente, me gustaría seguir indagando en eso y perfeccionándome en ese tema: la imagen metafórica con la simbología que le rodea. Creo que es más impactante y que mueve al espectador otras zonas… que ver lo representativo que estamos acostumbradas a ver hasta en la calle -en la calle vemos hasta mejores imágenes de ese tipo-. Por algo dicen que una imagen dice más que mil palabras… Pero cuando ves una imagen metafórica, te toca a la zona que te tiene que tocar, porque está sugerido y las interpretaciones pueden ser muchas. Es algo que a mí me encanta.

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Además no es imagen estática, es metáfora y movimiento. Hay incluso secuencias que tienen bastante contención…

Asi es. Lo que pasa es que a veces el desborde dice menos que la contención. En la contención tú puedes asimilar más y para el cuerpo que está en contención su emoción es mucho mas grande, por lo tanto dramatizas con mayor fuerza… A mi personalmente la contención me parece el top de los movimientos… (risas)

Y que es además un no-movimiento…

Aparentemente, pues no existe el no-movimiento.

Claro, la tierra está en movimiento, el cuerpo mismo está en constante cambio…

Sí.

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Dime, dentro de este proceso de cinco años de lucha al lado de la DARS para que esto salga adelante, ¿cuáles han sido las mayores dificultades y los mayores miedos que has tenido que confrontar?

Muchas cosas… hemos tenido dificultades con la bulla dentro del espacio de la PUCP… También la paciencia para las disciplinas. La gente no está acostumbrada y además también es muchas veces gente que trabaja, entonces tiene que estar corriendo y todo.

Yo no he tenido ningún miedo, al contrario, siempre he estado cono curiosa, como aprendiendo, como con las antenas prendidas… Mas bien… fastidio de que a veces te pueden vetar algunos temas la misma institución, censurar… Creo que el arte no tiene censura y a mi me parece importante que se abra la voz…

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Hemos tenido maravillosas experiencias y procesos tanto que nos mantenemos en contacto, pero ¿yo miedos? En realidad no. Al contrario: curiosidades. Lo que sí siento todavía es que como es corto el tiempo a veces no se puede profundizar mucho. Como es gratuito también se hace lo que se puede. Entonces los procesos, por un lado, tienen algo positivo que hace que el tallerista se quede con algunas interrogantes y reflexiones, pero por otro, no hay el tiempo de profundizar… Son evaluaciones que hemos hecho internamente y también escuchamos lo que nos dicen los talleristas, cosas bien interesantes o cosas que se pueden mejorar.

Como en todo proceso…

Sí… todo es un proceso. Yo creo que esto no es de cinco años, yo creo que esto viene de muchos años… más bien toda la experiencia anterior se vuelca en proyectos que resultan interesantes tanto para mí como para Adriana Fernández que siempre ha estado buscando en el tema de género y como para, por ejemplo, Pamela Santana o Cristina Gutiérrez que les interesa esos temas y con quienes hemos estado trabajando juntas años en otras búsquedas y hemos llegado a esto que nos interesa bastante seguir alimentándolo.

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Foto de afiche: PUCP.

Texto y fotos: Christian Villegas.

Curandería urbana en escena

Entre las sorpresas que trajo el reciente FAE Lima (antes FAEL) está “Curandero”, último trabajo de AngelDemonio Colectivo Escénico estrenado en octubre del año pasado y que participó en el Knots Nudos Theatre Festival, un festival internacional itinerante de teatro de grupo que se hace cada dos años en distintos países, siendo su última edición en enero de este año en Sao Paulo, Brasil.

“Curandero” está basada en la relación personal del colectivo con el mercado de La Parada en La Victoria, mercado mayorista inaugurado en 1945 para ser un mercado de gente provinciana que ofrecía sus productos y que fue adoptando el nombre de La Parada debido a que era el paradero final de los camiones provenientes del interior del país. En este contexto mestizo y provinciano, transcurre la vida de “Calato”, un estibador desilusionado del amor y víctima de sus demonios internos, quien buscará la cura a su dolor por medio de la curandería urbana hasta transformarse en otro ser.

“Curandero” presenta una serie de cuadros que construyen altares escénicos mágico-religiosos donde la Danza de Tijeras y el Zapateo de Vilcanchos, Ayacucho, se hacen presentes y donde el espectador es invitado a participar de una experiencia performática que impacta sus sentidos desde el momento que ingresa a la sala.

A continuación una entrevista con Ricardo Delgado, director de AngelDemonio y Augusto Montero, quien interpreta a “Calato”.

¿Cómo surge el proyecto «Curandero»?

AM.- Ricardo tuvo la idea de hacer algo por los dieciséis años de AngelDemonio. Fuimos a ver que se podía hacer con el mástil y un día, conversando en chelas, nos dimos cuenta que los dos estábamos en un mismo momento: los dos veníamos terminando una relación con nuestras chicas… -Hablemos de eso -dijo Ricardo. Y así empezó.

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RD.- Nos fuimos a La Parada, un lugar que nos vincula desde chicos, pues somos hijos de provincianos y siempre hablamos de La Parada… Entonces vamos pues, a inspirarnos… y en esa búsqueda fue que llegamos a esos espacios donde están los curanderos. Nos llamó la atención, nos acercamos, nos leímos las cartas, fuimos chequeando… Aquí los curanderos son como psicólogos, psiquiatras de la zona… y las personas van por dinero, salud y amor, pero nos dimos cuenta que van más por amor… y eso se vinculaba con el personaje.

AM.- Tú entras al lugar que es como una galería y lo primero que sientes cuando entras es que está todo cargadazo y allí está el curandero donde hay gente formando cola… es alucinante. Una vez que entras, a veces ni te preguntan para qué vienes sino al toque te leen las cartas, que es el diagnóstico. De allí te van preguntando y tú le vas diciendo lo que quieres saber. Por ejemplo, pregunté si va a regresar mi chica conmigo. «Mira… ella está muy amarga contigo, no va a regresar nunca, ya la perdiste, bla, bla, bla, bla… pero si tú quieres lograr un milagro que ella regrese tienes que hacer una mesada». -¿Y cuánto vale la mesada? -preguntamos.

RD.- Cuatrocientos, trescientos mangos. Esa es la primera. Porque después te van a decir «Pucha loco, ta’ grave tu caso. Ya tienen que ser palabras mayores» y obviamente que el billete es otro. Entonces son curanderos, pero también muchos de ellos son charlatanes. Por eso es que en nuestra propuesta, cuando hablamos de curandero, no es nuestro rollo hablar de mística, no contiene una investigación antropológica de la curandería, eso se lo dejamos a otra gente. Cuando nosotros hablamos de curandería, estamos hablando de una curandería urbana. Nosotros somos descendientes del bebé con la cinta roja, de amarrar una sábila… Toda esa visión plástica viene también de lo que observábamos en la parada: colores, plantas, figuras, texturas…

¿Cómo es que llegan al personaje del estibador?

RD.- De la cercanía con el material. El estibador es el personaje que se mueve y va por toda La Parada, que mueve La Parada. Hay que tener en cuenta que los estibadores… muchos de ellos son artistas, tienen una doble vida, algunos de ellos son músicos, hay danzantes de tijeras… y eso era el personaje.

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Augusto, ¿cómo fue que te metiste en la piel de este estibador?

AM.- De las tantas visitas que hicimos a La Parada, una de las más importantes fue una en que fui con Ricardo y Abel Castro, quien hace toda la sonoridad del montaje. Fuimos a las tres de la mañana que es realmente el momento más vivo de La Parada. Tú llegas y están llegando todos los productos de la sierra, ves a los camiones y a los estibadores, ves a estibadores muy jóvenes, estibadores ancianos… y te termina conmoviendo esa fuerza, ese espíritu por arraigarse, esa lucha por la vida, por sobrevivir y… todas esas emociones que te pueden venir y esas sensaciones que te dan los olores de los productos que llegan… el culantro, el apio… y el olor es intenso… y te tranquiliza. En un momento ves toda La Parada y dices: «¡Qué bonita que es a esta hora!» Escuchas ruidos, gente que habla, las señoras que venden sus productos… Y a partir de eso es que fui buscando interiorizar al personaje… Ricardo me pidió mucho que buscara la fisicalidad de estos cargadores como su peso, cómo caminan, cómo miran, su tiempo… Tienen un tiempo distinto, de ellos.

De allí vino el trabajo con el perro…

AM.- El estibador también es este perro. Entonces cuando llego al perro, cuando nos pusimos la máscara, fue otro trabajo: cómo hacer que el cuerpo, el movimiento, la energía, esté acorde a la máscara. Todo esto que Ricardo estuvo también dándole y dándole y dándole.

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La máscara tiene un peso increíble. Además, es de un perro peruano: el perro calato. ¿Cómo así lo incorporaron? ¿Se les cruzó acaso uno de estos canes?

AM.- Ricardo un día llegó y dijo: «Quiero una máscara de perro». Por algo será… (risas)

RD.- Hace tiempo estoy que quiero trabajar con imágenes de personajes antropomorfos, entonces… ¡Qué loco! Nosotros lo reconocemos, pero en Sao Paulo la gente pensó que era un monstruo, una rata, un burro…

AM.- No podían reconocer el perro.

RD.- Pero lo importante es que no era importante porque cada persona estaba viendo en su propia historia este ser antropomorfo… y eso cuando lo escuché me parecía alucinante. Acá nosotros damos obviamente ya una lectura de perro calato, perro sin pelo, peruano; allá nosotros vemos historias distintas, lo cual nos parece mucho más bacán a que haya una historia lineal.

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¿Quien hizo la máscara?

AM.- Pol Colinó. Es un maestro mascarero.

RD.- La máscara es una belleza. Es toda una pieza de arte.

En cuanto a la canción que utilizan…

AM.- «Noche«, de Vico y su grupo Karicia.

RD.- Lo que pasa es que he escuchado mucha chicha. Recuerdo que de chibolo hacía mi tarea en la sala y en mi barrio habían muchas cantinas y ahí escuché esa canción. Augusto la escuchó y se pegó.

Siempre hay una música que marca sus presentaciones…

RD.- Me gusta mucho la música, que las canciones sean usadas no como un adorno de fondo sino que representen algo. Siento que hay una dramaturgia en las canciones, historias con imágenes, que son chéveres. Es algo que en AngelDemonio hemos usado desde sus inicios. “Más allá del borde”, la primera obra de AngelDemonio, por ejemplo, utiliza una canción que el joven canta y esa es la historia que estaba pasando.

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En «Curandero» hay momentos en que el personaje invita al público de la sala a participar de sus rituales…

RD.- Lo que pasa es que hemos tenido una experiencia de la calle. Nuestro trabajo en la calle es interactuar con el público. Entonces la idea era trabajar ciertos momentos puntuales que aparecieron para no sentirte que tú llegas como público. No es como un teatro donde tú llegas, pasas, apagas la luz y prendes y aparece el actor en un estado tal. Acá el actor, el ejecutante, está delante tuyo y en su carrera va entrando en un estado y tú lo estas mirando. Él no rompe una cuarta pared porque no estamos generando una cuarta pared. Nos interesa que la gente sea parte de, en lugar de que solo se siente a ver. La sala no nos tiene que dejar perder esa interacción, esa relación con el espectador.

AM.- Igual siempre terminamos interviniendo el espacio: escribimos en las paredes, colgamos una sábila… Es una intervención de la sala también.

La obra rescata varios rituales populares…

AM.- Sí, pero son rituales cercanos bastante cotidianos. Por ejemplo, está la pasada de huevo que a mí de niño mi mamá me tenía locazo pasándome el huevo. También está la sábila. Caminando por La Parada, vimos esta sábila gigante y Ricardo se enamoró de ella. ¡Quién no ha visto una sábila colgada en la puerta de alguna casa! Está ahí, bien presente.

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Digamos entonces que hay una recreación de estos rituales…

RD.- Sí, una transformación. Lo que pasa es que el ritual en sí es una creación del ser humano para encontrar una trascendencia. En este caso hemos tomado elementos que tienen que ver -como la ruda, la sábila, el huevo, el agua florida- con el estado en que Augusto entra, el que ejecuta desde el inicio. La presentación para nosotros es una parte importante, digamos de las más importantes en la obra, desde encontrar al actor, al artista, al performer, ejecutante, ser humano, armando un espacio delante tuyo para empezar… un ritual. El teatro es un ritual también, pero vas a ver una historia delante tuyo. Entonces el estado que se logra finalmente, no funcionaría sin esta interacción con el espectador, sin que éste sienta que está participando, siendo testigo de un ritual. Por eso es que puede decirse que es una limpia, una curandería reinterpretada.

Cuando fue la primera versión del FAEL ustedes participaron con “Pampa Santa” en la Plaza San Martín y fueron el único espectáculo de calle que se presentó. Por aquellos años el FAEL era auspiciado por la Municipalidad de Lima. ¿Qué sienten en esta nueva participación?

AM.- Se siente bien. Siempre se siente bien que seas elegido para algún festival.

RD.- Es un reconocimiento a tu trabajo. Estamos felices de eso. Y es paja que vuelva el FAEL (ahora FAE Lima) porque es necesario. Que una capital como Lima no tenga un festival internacional de teatro de verdad es una pena. Todos los países lo tienen. Y que una obra como la nuestra, con esta temática, se presente, dice mucho de personas con una mayor amplitud, que están dejando abrir y apostar por una dramaturgia nacional con temas que son cuestiones populares urbanas de personajes cercanos a nosotros que a veces no los queremos visibilizar o tratar de entender. Nosotros los cholos no nos enamoramos, ¿no? El pueblo no tiene sentimientos. No existen otras vidas, otros mundos… que son igual de dolorosos y hermosos y… a veces se malentiende la construcción plástica, la belleza de la plástica y el color de nuestra cultura tradicional a nivel de formas, estilo, significados, es alucinante… Es un lugar al cual siempre vamos a volver para cualquier proyecto e inspirarnos.

¿Han pensado llevar esta obra a la parada?

RD.- La idea es que en un momento podamos hacer esta función en La Parada, pero estamos buscando mecenas. Por favor, quien quiera apuntarse a colaborar con esto, se necesita alquiler de equipos de sonido y luces y transporte, nada más, nosotros no cobramos.

Curandero

Próxima presentación: Auditorio ICPNA Miraflores. 22 de marzo. 8pm.

Fotos: Giulia Martins, AngelDemonio.

Texto: Christian Villegas.